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Artes y Culturas

Gestores culturales informales, excluidos de la política pública

    El Centro de Pensamiento en Cultura, Territorio y Gestión, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, evidenció la profunda desarticulación que existe entre la gestión cultural local y barrial, y el Gobierno nacional.

    El Centro de Pensamiento surgió en respuesta a la necesidad institucional de contribuir a la formulación de políticas públicas para las industrias creativas.

    Así, en 2019 el economista Winston Manuel Licona Calpe, profesor de la UNAL Sede Manizales y director del Centro de Pensamiento, inició una labor de intersección multidisciplinar entre el Programa de Gestión Cultural y Comunicativa (al cual está adscrito), la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Sede Manizales e instituciones externas nacionales e internacionales.

    En esa dirección se establecieron cinco territorios del país para indagar acerca de dicha política: Manizales y Villamaría (Caldas), Sabaneta (Antioquia), Arauca (Arauca) y la localidad de Teusaquillo (Bogotá).

    Según el profesor Luis Fernando Acebedo Restrepo, de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la UNAL Sede Manizales, “en una primera fase del estudio se buscaba ir más allá de los eventos y prácticas artísticas para establecer una relación territorial con la cultura; en otras palabras, analizar este fenómeno desde múltiples ópticas”.

    La radiografía genérica de la política pública en industrias creativas incluyó aspectos como densidad poblacional, distribución socioeconómica y extensión territorial; tasas de deserción escolar, analfabetismo y matrículas registradas; infraestructura para el acceso a los productos culturales y ejecución de recursos.

    El mapa obtenido en este ejercicio sirve como una ruta para evaluar los manejos de las administraciones, lo cual sirvió a su vez para producir conocimiento puesto al servicio de múltiples comunidades académicas nacionales e internacionales.

    Un caso puntual es el artículo científico “Política pública cultural y gestión en Manizales: análisis trialéctico del fracaso”, de los profesores Licona y Acebedo, publicado en la revista mexicana Investigación Administrativa.

    Otro mecanismo para socializar resultados fue una primera etapa de foros, en la cual se estableció una interlocución entre las organizaciones culturales de base (autogestionadas), la academia y el Estado. Por citar un ejemplo, los líderes del Centro de Pensamiento en Cultura, Territorio y Gestión tuvieron voz en el marco de los debates alrededor de la política pública cultural de Manizales, realizado en el Concejo Municipal de la ciudad.

    Una balanza presupuestal sectorizada

    Durante los foros de socialización las lecturas de gestores y académicos manizaleños sobre los postulados del Instituto de Cultura y Turismo resonaron con el tono habitual de crítica y descontento.

    La premisa del recurso direccionado hacia eventos insignia como la Feria de Manizales –que absorbe lo demandado por las organizaciones de base comunitaria– fue el común denominador en los debates.

    A estas figuras, que por su constitución legal son difusas, se les niega el capital semilla para florecer, y aun así demuestran con acciones transversales su visión de cambio desde la entraña comunitaria.

    El profesor Acebedo exalta la trayectoria de la Fundación Comunativa Huertas Urbanas, que gestiona pedagogías de paz y cuidado del ambiente.

    Señala también que la Banca de Desarrollo Territorial, Findeter, promovió una consultoría nacional para rastrear las economías creativas formalizadas, que otra vez invisibilizó a los gestores y comunicadores populares.

    “La configuración de una política pública cultural incluyente en Manizales también se obstaculiza porque hasta hoy no existe una base de datos con los actores no formales”.

    Según el profesor Licona, “el pasado Gobierno nacional propuso medir cuántos recursos generaba la economía creativa, y en consecuencia trazó una directriz para que el DANE pudiera relacionar dichos aportes al PIB. Esas cuentas deberían incluir al sector privado no dependiente del Estado, para subsanar los vacíos diagnósticos del Instituto de Cultura y Turismo”.

    En relación con estos aspectos económicos, el arquitecto resaltó que los eventos artísticos de la Universidad de Caldas y la UNAL superan en calidad y presupuesto la oferta cultural del Instituto de Cultura y Turismo. Pese a ello, tampoco están incorporadas a su política pública.

    Transición hacia la formalidad no es una opción

    Algunos emprendedores no formales desconocen la normativa necesaria para ofrecerle a su equipo de trabajo garantías contractuales (aportes a salud o pensión), pero quizá puede haber otros, también informales, quienes, entendiendo las maquinaciones políticas detrás de los rubros exigidos por entidades como la Cámara de Comercio, prefieren seguir en la informalidad y no entrar a formar parte de ese sistema económico.

    El trabajo del Centro de Pensamiento en Cultura, Territorio y Gestión de la UNAL Sede Manizales muestra que “existe una fractura entre las dinámicas estatales y las de base, que se pueden restaurar para que las organizaciones generen más tejido de participación permanente en la construcción colectiva de la política”, concluye el profesor Acebedo.