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Política y Sociedad

Gestión cultural y comunicativa, fundamental para la ejecución de proyectos ambientales en Manizales

    Durante más de una década, colectivos y líderes sociales de la capital de Caldas han aunado esfuerzos en busca de recursos económicos para la formular y ejecutar proyectos enfocados en la seguridad alimentaria, el bienestar cultural y la paz total. En este ejercicio se han tropezado con una alta deficiencia en los procesos comunicativos cuando de cautivar a las administraciones locales se trata. Gestores culturales y comunicativos podrían jugar valioso papel en la optimización de estos procesos.

    Aunque los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas buscan que para 2030 todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios tanto para promover el desarrollo sostenible como para cuidar y proteger el medioambiente, en ciudades medianas como Manizales algunos proyectos carecen de una óptima atención por parte del Estado, como por ejemplo la construcción de huertas urbanas, la reforestación o la adecuación de espacios culturales.

    Estas iniciativas se pueden gestionar a través de entidades públicas, privadas y comunitarias, cada una de las cuales tiene unos lineamientos particulares para solicitar un recurso. Sin embargo, en vez de competir por recursos públicos, se podrían articular para construir macroprocesos que permitan sacar un mejor provecho.

    Emzac Chibizine, estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, analizó la viabilidad de establecer una política pública en educación y medioambiente, para lo cual construyó un instrumento que funcionaría como matriz de evaluación para la planificación y los procesos en Manizales.

    “Eso no quiere decir que en Manizales no exista una política pública para los procesos educativos y ambientales, pues la ciudad cuenta con más de 100 colectivos o grupos sociales que desarrollan una infinidad de propuestas con distintos propósitos, pero muchas veces se vuelve algo disperso y se pierde un sentido común de lo que significa trabajar en conjunto”, menciona la estudiante.

    Por eso, en primera instancia hizo una indagación profunda de la base de datos y registros condensados de los proyectos pedagógicos en las potencialidades ambientales locales, regionales y nacionales conocidos como (PRAE) y los Procesos Comunitarios de Educación Ambiental (Proceda), con el fin de determinar cómo se complementan los proyectos ambientales a los niveles escolares en el territorio.

    Así, identificó que “aunque algunas iniciativas, provenientes especialmente de la academia, apuestan por la implementación de huertas y abastecimiento autónomo, en el ámbito medioambiental los proyectos siguen centrándose en lo mismo: la gestión de residuos”.

    También determinó que la propuesta de desarrollo ambiental en el territorio es normativamente joven, ya que apenas el 3 de diciembre de 2021 la Secretaría de Manizales formalizó el Comité Interinstitucional de Educación Ambiental, y en 2022 se implementó el Reporte Local Voluntario (RLV) con el fin de darle seguimiento a la agenda global de los ODS.

    Posteriormente escogió a 17 personas influyentes en los tres tipos de instituciones pertenecientes a colectivos y movimientos sociales del territorio, con el fin de tener una validación sobre sus experiencias en la planeación y ejecución de proyectos, e identificó que en los proyectos de las administraciones aún no existe una planeación concreta.

    Así determinó que “después de que las instituciones resuelvan los procesos de concepto, se debe empezar por la gestión de la comunicación, coordinando equipos interdisciplinares, o multiactores, que interpreten la necesidad a los patrocinadores”.

    “Los profesionales en gestión cultural están mejor capacitados para convertir las necesidades y los intereses en indicadores, resaltando que estos indicadores sean acordes con las particularidades, que los indicadores sean estrategias de acción, estrategias de financiamiento y divulgación, más que una cifra”, anota.

    La matriz desarrollada por la estudiante serviría de insumo para la Política de Educación Ambiental del municipio como una herramienta para reconocer los diferentes procesos que se realizan en la ciudad con el fin de que se generen redes y se mejoren los procesos a largo plazo.