Freestyle rap en Bogotá, un movimiento cultural en crecimiento que trasciende la improvisación
Freestyle rap, o simplemente estilo libre, es la habilidad de rapear improvisando, con o sin micrófono, sobre una base musical o sin ella. En las batallas los participantes compiten improvisando letras y superando al otro en rimas.
En este contexto, Santiago Cubillos Basto, estudiante de la Maestría en Gestión Cultural de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), desarrolló una investigación en la que identificó elementos culturales, sociales y juveniles presentes en las batallas de rap en Bogotá para comprender su evolución y popularidad.
Respecto a los elementos culturales, estos escenarios reflejan la identidad urbana y la autoexpresión de los jóvenes, permitiéndoles construir y reafirmar su sentido de pertenencia a la ciudad y a la comunidad rap.
También encuentran aspectos sociales, ya que funcionan como espacios de diálogo y resistencia frente a problemáticas como la desigualdad, la violencia y la exclusión social, y se convierten en una plataforma en la que los jóvenes pueden denunciar sus realidades y buscar soluciones colectivas ofreciendo un medio de expresión y desarrollo personal para los participantes que les permite explorar su creatividad, fortalecer su autoestima y habilidades comunicativas, y encontrar un propósito en la música y el arte.
En su trabajo, el estudiante Cubillos identificó 24 ligas de freestyle, 19 de las cuales estaban activas al momento de la investigación. En cuanto a la participación en estos eventos, encontró que aproximadamente el 75 % de las ligas tienen entre 16 y 40 participantes, 2 ligas cuentan con más de 100 participantes, y una de ellas tiene alrededor de 200.
Los eventos de freestyle se realizan en 20 lugares de Bogotá, el 65 % son parques públicos, y 7 eventos se desarrollan en campus de varias universidades.
En cuanto a la presencia en redes sociales, en Instagram la mayoría de los perfiles de las ligas cuentan con entre 500 y 2.000 seguidores. Las ligas están organizadas de diversas maneras: 9 pertenecen a universidades, 10 son particulares y 4 están vinculadas a organizaciones o colectivos culturales.
Respecto a la antigüedad de las ligas, al menos el 50 % tienen una vida activa de 4 años o más. Desde 2017 se han fundado nuevas ligas de freestyle cada año, lo que refleja un crecimiento constante de esta escena.
La base de datos revisada incluía a 150 freestylers, la mayoría jóvenes entre 14 y 25 años. Sin embargo, se observó una notable reducción en la participación de personas mayores de 26 años, con el 25 % frente a los de 18 a 25 años, y 50 % con los que tienen entre 14 y 17 años.
En términos de periodicidad, cerca del 40 % de las ligas no cuentan con un calendario definido, lo que sugiere una organización flexible y en muchos casos informal de estos eventos en la ciudad.
Respecto al registro de los eventos, alrededor del 66 % de las ligas no documentan los eventos completos, mientras que cerca del 35 % registran todas las batallas. Además, un 40 % de las ligas registra solo algunas batallas, y un 17 % se enfoca únicamente en momentos destacados.
El estudiante Cubillos caracterizó no solo las batallas de rap, sino que además organizó espacios para tener una mayor inmersión en estos escenarios. Por último se desarrollaron productos musicales que reflejan los hallazgos de la investigación, con el objetivo de compartir y devolverles los resultados a la comunidad del rap, promoviendo así una reflexión sobre el impacto cultural y social de las batallas.
El resultado de la investigación se refleja en la producción de versos que capturan la esencia de las vivencias de los raperos, como se evidencia en fragmentos de las canciones producidas: “He rapeado en colegios y en empresas importantes, museos, el Congreso, más ejemplos puedo darte, en universidades, en la calle, en todas partes. Le agradezco al free, pues todo es gracias al arte”.
Las batallas de rap en Bogotá, más allá de ser competencias de improvisación, actúan como un espacio para la introspección y el crecimiento personal de los freestylers, quienes utilizan las rimas para explorar y expresar sus emociones, desafíos y perspectivas de vida.
La improvisación constante promueve la reflexión personal y el desarrollo de habilidades como la resiliencia, la comunicación efectiva y la capacidad de adaptarse a situaciones cotidianas, fomentando un sentido de pertenencia y comunidad que proporciona un apoyo social crucial para los jóvenes que buscan autenticidad y representación.
Al abordar temas como la desigualdad y la resistencia cultural, las batallas de rap empoderan a los participantes permitiéndoles no solo expresar sus luchas, sino también visualizar y aspirar a un futuro diferente, convirtiendo el rap en una herramienta poderosa de cambio personal y social.