Fotogalería. ¿Qué debe hacer si encuentra un coatí, un búho o una zarigüeya?
Estos búhos o currucutús llegaron a la Unidad siendo polluelos, probablemente cayeron de su nido mientras aprendían a volar. Fotos: Jeimi Villamizar – Unimedios.
Los búhos “bebés” fueron remitidos por la Corporación Autónoma Regional para continuar con el proceso de crianza manual y alimentación asistida.
Esta zarigüeya ingresó con úlceras en cola y orejas, además de diarrea, mientras a su madre la encontraron muerta.
El animal recibió tratamiento con antibiótico, gracias al cual ya pudo superar los daños, y aunque se le dificultó ganar peso, al parecer está empezando su ciclo normal de crecimiento.
La mayoría de las tortugas llegan por tráfico de fauna silvestre; algunas ingresan con fracturas en el caparazón a causa de atropellamiento.
Este búho orejudo (Asio stygius) ingresó con un trauma en la cabeza, probablemente recibió una pedrada. Aunque se encuentra estable todavía debe recuperar sus plumas para que pueda ser liberado.
El gavilán pollero habita en la Sabana de Bogotá, en humedales y parches de bosques. Normalmente sus fracturas son provocadas por golpes con ventanas o disparos.
Esta ardilla (Notosciurus granatensis) ingresó a la Urras en marzo de 2022.
Al examinar a la ardilla se evidenció presencia de catarata bilateral avanzada que le provocó ceguera. Debido a la gravedad de la lesión no se podrá liberar.
Este chulo (Coragyps atratus) fue hallado en Cota, con dificultad para volar y una herida en el ala derecha; en este momento ya se encuentra estable.
A esta cría de coatí de montaña (Nasuella olivácea) la encontraron en los cerros orientales. Apenas tiene tres meses de nacida, para liberarla debe tener al menos un año.
Para evitar que los mamíferos se apeguen a los humanos, los profesionales de la Urras usan un traje de un color neutro que cubre la mayor parte del cuerpo, y además solo pueden manipular a los animales con tapabocas y guantes.
Este colibrí chillón (Colibri coruscans) se está recuperando gracias a una dieta que intenta suplir el néctar de las flores.
Estas hembras de monos nocturnos llegaron por tráfico ilegal, y por haber tenido contacto con humanos no podrán regresar a su hábitat autóctono.
La Urras está conformada por 6 profesionales y 2 cuidadores, así: la profesora Claudia Brieva es la directora; los médicos veterinarios Margarita Jara y Juan Guerrero; la zootecnista Karen Aya Bernal, la bióloga María José Jaramillo...
Este centro de atención especializado en fauna silvestre realiza un ingente trabajo por recuperar y rehabilitar a las especies. Para ello cuenta con laboratorios clínico, de parasitología, microbiología y patología. Además realiza interconsultas con cirujanos, rayos X, tomógrafos y ecógrafos, para brindar una atención especializada a los animales que lo requieren, y como si fuera poco, sirve como espacio para la formación de futuros profesionales en temas relacionados con el manejo, la nutrición y el comportamiento de animales silvestres colombianos.
Por su importante labor, en 2019 el Ministerio de Ambiente reconoció a la Urras como “Centro de atención, valoración y rehabilitación de fauna silvestre”.