Fotogalería. Colombianos y coreanos tejen lazos culturales a través de la música
La compositora Hyo-Young Kim interpreta una pieza en el saenghwang, instrumento de viento que se hace ahuecando una calabaza y clavándole encima cañas de bambú de distintas longitudes. Fotos: María Fernanda Londoño, Unimedios.
Youngchi Min, músico clásico coreano intérprete del janggu, tambor de potente sonoridad que ocupa un lugar destacado en la cultura musical coreana.
Los estudiantes de la UNAL participaron activamente en los talleres propuestos por los invitados internacionales.
El maestro Ju-Yong Ha en el taller de janggu.
Los participantes siguieron el ritmo de las notas.
El percusionista Youngchi Min animó a los estudiantes con cada toque del janggu.
Los participantes estuvieron atentos y emocionados por aprender estos ritmos asiáticos.
Los sonidos coreanos y colombianos se entremezclaron en la sala.
Las manos sirvieron para marcar el compás.
El maestro Ju-Yong Ha dirigió el taller manteniendo la atención de cada participante.
Para el concierto de cierre los músicos ensayaron una pieza musical del artista invitado Ju-Yong Ha.
A pesar de hablar idiomas distintos, los músicos lograron captar la intensión del compositor.
Óscar Vargas, director de la Orquesta Sinfónica de la UNAL, dirigió a estos talentosos músicos.
Jiyoung Yi, intérprete representativa del gayagem en Corea del Sur.
Artistas colombianos y coreanos unidos por la música.
Talleristas y estudiantes en el Encuentro Internacional de Música Colombo-Coreano: Reescribiendo tradiciones.
El encuentro fue liderado por el profesor Moisés Bertrán, del Conservatorio de Música de la UNAL Sede Bogotá, quien orquestó esta experiencia única con la coproducción del Conservatorio y la Dirección de Patrimonio Cultural.
En sus palabras, “el objetivo fundamental era que los estudiantes pudieran conocer nuevos profesores, con otras ideas e instrumentos”. Señaló además que durante toda la semana se realizaron talleres de música y conferencias profundizando en los instrumentos coreanos tradicionales como el gayageum, similar a una cítara; el saenghwang, que se toca con la boca y se parece a un órgano; el janggu, un tambor con forma de reloj de arena de una potente sonoridad, y el geomungo, considerado como el instrumento por excelencia de los nobles estudiosos confucionistas.
Los protagonistas de esta travesía sonora fueron 9 músicos, entre quienes destacó Ju-Yong Ha, compositor, etnomusicólogo y especialista en música asiática de la Universidad de Hartford, junto al maestro en percusión Youngchi Min, quienes participaron en conferencias, talleres y un concierto final que selló este encuentro en el emblemático escenario del Auditorio León de Greiff.
El percusionista Youngchi Min expresó su profundo agradecimiento a la UNAL y al profesor Bertrán, subrayando que este intercambio va más allá de una simple amistad, transformándose en una relación profesional que con el tiempo puede generar una colaboración más profunda: “llevo conmigo una gran conexión con Colombia por su cultura, su calidez humana y la pasión con la que se vive la música”, compartió con emoción el músico.
A este hermoso diálogo de sonoridades se unieron músicos del Conservatorio como Óscar Vargas, director de la Orquesta Sinfónica, además de un grupo de talentosos intérpretes, quienes sumaron al evento su propia visión musical tocando piezas creadas por los mismos artistas invitados y por los docentes de la Universidad.
El maestro Ju-Yong Ha considera que la clave de este encuentro está en las experiencias que se generan: “los estudiantes de la Universidad Nacional necesitan exponerse a diversas realidades musicales, no se trata solo de que lleguen experiencias de otros países, sino una experiencia para nosotros, porque desafortunadamente en Asia no se conoce mucho acerca de Colombia y su cultura”. Así, el maestro resalta la importancia de estos intercambios, que enriquecen tanto a los estudiantes como a los músicos.
La jornada culminó con el esperado concierto “Reescribiendo tradiciones”, un derroche de sonidos de viento, percusión y cuerda con el que la comunidad universitaria se deleitó por la variedad de ritmos y melodías que no solo reescriben, sino que además tejen puentes de entendimiento y apreciación entre dos países tan distantes, pero tan cercanos a través de la música.