Fotogalería. Aliñadoras tumaqueñas reivindican su rol en la pesca transformando las vísceras del pescado
El pescado llega fresco a la Plaza de Mariscos de Tumaco, y antes de ser vendido debe ser aliñado, es decir limpiado de vísceras y quedar listo para el consumo. Fotos: Jeimi Villamizar, Unimedios.
Aunque una canasta repleta con 40 o 50 sierras se puede vender en 120.000 pesos, a la aliñadora apenas le pagan 5.000 pesos por limpiar todo su contenido.
Antes de empezar este proyecto, las aliñadoras al no saber qué hacer con las vísceras, las arrojaban a la basura.
El único órgano que se aprovechaba era la vejiga natatoria, ya que es pedida comercialmente por otros países.
La gelatina es producida a partir de las escamas del pescado.
Este producto fue idea de las aliñadoras, puesto que conocían las propiedades medicinales que estas contienen en sus enzimas.
Ante MinCulturas aliñar es considerado un saber ancestral y una práctica tradicional. Asofalipre es una asociación vinculada a la Cámara de Comercio de Tumaco.
La investigación fue financiada por el fondo WWB Colombia para la investigación, y apoyado por la beca de sostenimiento otorgada por el Programa de Apoyo a la Formación Doctoral del IDEA de la UNAL en alianza con el ZEF de la Universidad de Bonn.
María del Pilar, de Asofalipre, representará a Colombia en Women in Ocean Food, que se realizará en México.
Las canoas y barcos llegan a la plaza con la abundancia que el mar les brinde día a día y entregan estas canastillas llenas de pescado a las aliñadoras.
Esta iniciativa nace del trabajo de maestría en Gestión y Desarrollo Rural de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, realizado por la zootecnista María Daniela Portela, quien ha desempeñado un papel crucial, ayudando a las aliñadoras a aprovechar al máximo los coproductos no destinados al consumo humano, que tienen la misma importancia gastronómica y nutricional que el pescado en sí.
En este oficio realizado tradicionalmente por mujeres ellas han encontrado una oportunidad para generar ingresos adicionales. Dicho esfuerzo no solo contribuye al desarrollo económico de la comunidad, sino que también aborda desafíos de género y económicos, ya que históricamente los hombres que venden el pescado se llevan la mayor parte de las ganancias.
Tomando consciencia de la desigualdad, crearon la Asociación Familia de Aliñadoras Pioneras del Rendering (Asofalipre), compuesta por seis mujeres y dos hombres de la comunidad LGTBIQ+, liderada por la matrona María del Pilar Quiñones.
Gelatina, abono orgánico, cría de larva de mosca soldado negra, harina para alimentar camarones y platos típicos como el sudado de buche y de huevos de pescado, forman parte de la oferta elaborada a partir de los coproducto de pescado.
La gelatina es una gran fuente de colágeno para consumo humano, está enriquecida con maracuyá lo cual la hace deliciosa al paladar; las aliñadoras indican que “más que una golosina es una medicina”.
El sudado de buche y el de huevos de pescado son ofrecidos como un plato típico que forma parte importante en la soberanía y seguridad alimentaria del Pacifico colombiano.
De otra parte, las larvas de mosca soldado negra, que son utilizadas como alimento para gallinas, se alimentan con las vísceras de pescado.
¿Para dónde va este proyecto?, el siguiente producto que tienen planificado consiste en la elaboración de aceites a partir de las vísceras, sin embargo, para realizar los procesos químicos requieren de maquinaria especializada, afortunadamente su propuesta ha sido favorecida Por la “Estrategia CULTURA DE PAZ”, mediante una convocatoria realizada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia (MinCulturas) en el marco del pacto cultural por la vida y por la paz del Pacifico nariñense, y con este recurso podrán fortalecer la actividad.
El principal propósito de este trabajo de tesis se fundamentó en la filosofía del “vivir sabroso” UBUNTU – Soy porque somos, partiendo de espacios de dialogo donde han expresado la importancia de los valores, la espiritualidad y lo que ellas conciben como vivir bien, ahora las aliñadoras han superado el desafío de pasar de lo individual a lo colectivo, reconociendo que juntas lograrán alcanzar sus objetivos y contribuir al desarrollo sostenible de la comunidad.