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Ciudad y Territorio

Forma de la ciudad y uso del suelo, esenciales para elegir un sistema de transporte ideal

    Una metodología estableció que, además del presupuesto y el número de personas a movilizar, al planear la etapa de prefactibilidad de proyectos de transporte masivos también se deberían considerar factores como la forma de la ciudad. Para probarla, se aplicó en el Metro Ligero de la 80 (Medellín), el proyecto Regiotram del Norte (Bogotá), y la Línea 3 de Mi Tren (Guadalajara, México).

    Por lo general, en la etapa de planeación se elige el sistema de transporte con base en el presupuesto y la cantidad de personas que se movilizarán. En los países en vías de desarrollo esto ocurre especialmente para formular los planes de ordenamiento territorial, cuando aún no es necesario hacer estudios de factibilidad ni diseños definitivos.

    Andrey Julián Fonseca Soler, magíster en Ingeniería con énfasis en Infraestructura y Sistemas de Transporte de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, señala que “estos aspectos son insuficientes y no justifican del todo la decisión. Un sistema de transporte tiene varias implicaciones, entre ellas las sociales, económicas y territoriales”.

    Más allá de los presupuestos, en los países en vías de desarrollo los proyectos de sistemas de transporte masivo suelen optar por el bus de tránsito rápido (o BRT, por ejemplo, Transmilenio), pues no exige altos presupuestos y moviliza la misma cantidad de personas que un sistema de metro. No obstante, no se priorizan aspectos como tiempo de viaje y velocidad de operación.

    “Cuando las personas se dan cuenta de que en un sistema de transporte tardan más tiempo viajando, buscan otras maneras de hacerlo; en nuestras ciudades se evidencia el incremento en el uso de la motocicleta. Sin embargo, esto se puede mejorar con una buena gestión administrativa, técnica, de políticas públicas y cultura”.

    No solo el presupuesto

    El investigador propone variables adicionales que se pueden tener en cuenta en la fase inicial de elegir un sistema de transporte para determinado corredor. Esto garantizaría el éxito desde el principio y reduciría los costos para los estudios de factibilidad posteriores.

    Así, además de la demanda de pasajeros (es decir, qué tanta gente necesita movilizarse), también consideró la forma de la ciudad y de la red, y el uso del suelo.

    Con respecto a la forma de la ciudad, señala que “en los países en vías de desarrollo es usual que las personas se desplacen hacia terrenos en la periferia (por sus bajos costos de adquisición). Esto hace que las urbes sean más dispersas. Para atender esta situación se suele optar por un sistema de transporte de mayor categoría, que recorra grandes distancias a mayores velocidades y movilice un número alto de personas”.

    En cuanto a la forma de la red, es necesario identificar si el corredor es tangencial (pasa por el lado del centro de actividades), radial (de la periferia al centro de actividades), semicircular (alrededor del centro de actividades) o diametral (desde la periferia, pasa por el centro de actividades y sale de nuevo a la periferia).

     

    Con respecto a los usos del suelo, tuvo en cuenta factores como la gentrificación (desplazamiento de personas que se da con las transformaciones urbanas en ciertas zonas de las ciudades), acceso al uso del suelo, área de servicio del sistema de transporte y espacio público.

    La metodología con las nuevas variables se probó en tres corredores que ya tienen definido su sistema de transporte, es decir que ya pasaron por evaluaciones precisas y detalladas. Si los resultados de la metodología coinciden con la realidad, quiere decir que esta funcionaría para implementarse en las fases iniciales.

    El magíster se aproximó al corredor de la 80, en Medellín; al proyecto Regiotram del Norte, en Bogotá, y a la Línea 3 de Mi Tren, en Guadalajara (el único en funcionamiento de los tres). En cada uno de estos corredores puso a “competir” tres tipos de transporte: BRT, tren ligero y tranvía.

    Para Regiotram, encontró que el máximo sistema de transporte al que puede acceder la ciudad es un metro pesado. No obstante, como se trata de un corredor suburbano, se puede optar por un sistema de menor categoría como un tranvía, que es el que está proyectado actualmente.

    Para el caso de Medellín, el resultado arrojó que lo más adecuado sería un tren ligero, lo que coincide también con la realidad del proyecto que está planeado y pronto a ejecutarse.

    En Guadalajara, la metodología arrojó un “empate” entre tren ligero y tranvía. “Para desempatar aplicamos una evaluación multicriterio, que consiste en que, según la experiencia de quien está haciendo el juicio, se ponderen en una tabla todas las variables, dándole más peso a una de ellas”. Así, “ganó” el tren ligero, que es el que opera en la actualidad.

    Según el magíster, la metodología se puede aplicar en países en vías de desarrollo. “La situación es diferente en los países desarrollados porque, como hay mayores ingresos, los usuarios suelen darle más valor al tiempo. A las administraciones no les preocupa qué tanto puede costar un proyecto, pues es muy probable que las personas opten por él, ya que se movilizarán más rápido”.