Jaramillo, magíster en Biología de la Universidad de Antioquia, dijo que de no comprender el pasado, no se podrá saber la respuesta de los ecosistemas bajo una condición anómala o irregular. "Por ejemplo, si no sabemos cómo se comportó el Amazonas en el caso de una sequía muy fuerte en el pasado, no se puede predecir el futuro del comportamiento del ecosistema y por consiguiente no se pueden tomar medidas".
El Instituto de Ciencias Naturales, el Instituto de Limnología de la UN en Amazonia y el Grupo de Investigación en Palinología y Paleoecología de la UN en Medellín trabajan en conjunto para hacer una afinación de las temporalidades de la formación de la Amazonia colombiana (Leticia y Puerto Nariño), así como reconocer las formaciones superficiales y la caracterización de las rocas para luego distribuirlas en el espacio.
"La idea es saber cómo están ubicadas esas formaciones de manera que se puedan reconocer en ese espacio amazónico colombiano, ya que cada una cuenta con una franja y un territorio específico", explicó el docente, invitado al Jueves de la Biodiversidad del Instituto de Ciencias Naturales.
Agregó que establecer temporalidades y ciclos para cada periodo geológico es una especie de "amarre" en los cuales las formaciones de este tipo se vinculan a una temporalidad muy particular, a través de estratotipos: unidades geológicas únicas en el mundo con temporalidad específica como parte de la evolución del planeta.
En el estudio se evidencian separaciones de las unidades del Terciario y del Cuaternario, de manera específica "podemos saber qué parte de la Amazonia es del Terciario o del Cuaternario, en qué periodo está vinculado y qué formaciones geológicas se encuentran", enfatizó el investigador.
Propuestas
Una de las propuestas es redefinir esas formaciones, ubicarlas espacialmente y caracterizarlas. "Parte importante del proyecto es el manejo de la información de la llanura de inundación de esta región, con el fin de establecer cómo son los procesos de formación de geoformas de la dinámica del río Amazonas".
El docente insiste en que muchos ecosistemas del Amazonas son delicados y sensibles y que entran en crisis por el verano o por intensidad de las lluvias. Por ejemplo, los Tikunas tuvieron que emigrar por periodo de sequías y en el río Amazonas se evidenció mortandad de especies de peces.
Jaramillo explica que con base en los estudios, el futuro de la Amazonia es preocupante. "Además, no se evidencian políticas de Estado ni lineamientos serios para zonas selváticas con déficit de nutrientes, o para el río, el cual es la única oferta de comida disponible".