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Política y Sociedad

Expedición Seaflower, rumbo a Cayos de Albuquerque

  • La Expedición zarpará el 22 de septiembre con rumbo a la Isla Cayos de Albuquerque. Foto: archivo particular.

  • Julián Prato Valderrama, estudiante del Doctorado en Ciencias -Biología de la U.N. Sede Caribe. Fotos: Óscar Piratova ' Unimedios.

  • En el proyecto se valorarán los servicios ecosistémicos y la diversidad biológica de los arrecifes de coral en los alrededores de la Isla Cayos de Albuquerque.

  • La profesora Adriana Santos Martínez, directora de la Sede Caribe de la U.N., dirige la investigación del estudiante Prato.

  • En los últimos años la pesca ilegal, en especial del pez loro, parece haber aumentado en la Reserva de Biósfera Seaflower.

La expedición científica zarpará este sábado 22 de septiembre con el propósito de fortalecer la conservación de los ecosistemas de la Reserva de Biósfera Seaflower, que constituyen una fuente de sustento para los habitantes del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

Componente físico del medio marino-costero; biodiversidad y ecosistemas marino costeros; calidad ambiental marina; cultura y educación marino-costera, e ingenierías y tecnologías aplicadas, son algunas de las líneas de investigación de los 44 científicos que integran la Expedición, quienes pertenecen a 31 instituciones, entre ellas la Universidad Nacional de Colombia (U.N.). 

La Expedición Científica Seaflower 2018 forma parte de la estrategia integral para el ejercicio de la soberanía del Archipiélago trazada por la Presidencia de la República. Cuenta con el esfuerzo interinstitucional liderado por la Comisión Colombiana del Océano (CCO) con el apoyo de Colciencias, la Armada Nacional, Coralina y otras entidades que aportan personal científico y recursos. 

Julián Prato Valderrama, estudiante del Doctorado en Ciencias - Biología de la U.N. Sede Caribe e integrante de la Expedición, comenta que durante el recorrido se desarrollará el proyecto de valoración de servicios ecosistémicos y diversidad biológica de los arrecifes de coral en los alrededores de la Isla Cayos de Albuquerque. 

Explica que uno de sus objetivos es identificar los servicios ecosistémicos o beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad que aportan los arrecifes coralinos en la Isla, además de establecer posibles relaciones entre los ecosistemas marinos, con el propósito de comprender aún más su funcionalidad e importancia para la integridad de Seaflower como un Archipiélago conectado e infragmentable. 

"Este proyecto ya lo realizamos en Serranilla y ahora lo haremos en Albuquerque. Vamos a instalar sensores que miden la altura de la ola afuera de la barrera de coral en la parte expuesta al oleaje, y adentro, en la zona protegida por el arrecife, para determinar la magnitud de la atenuación de la energía del oleaje, para así evaluar la protección costera", comenta el investigador. 

Una mirada a los peces y corales 

También se valorará la abundancia, diversidad y tallas de peces y su posible relación con el estado del coral y abundancia de algas que reemplazan a los corales cuando no son controladas por la herbivoría. Esto se relacionaría con la sobrepesca y pesca ilegal, que en los últimos años ha aumentado afectando especies como los peces loro, lo que ocasiona el deterioro de los arrecifes de coral, con lo cual se pierdan servicios como la protección costera, el refugio de biodiversidad y la provisión de alimentos. 

El estudiante explica que esta situación tiene mayor impacto en territorios insulares, donde las personas dependen en mayor medida del territorio marítimo y de los servicios de los ecosistemas marinos. 

"Luego de procesar los datos y de obtener resultados, se puede trabajar sobre modelos matemáticos que evidencien la importancia de las barreras de coral para las islas y que adviertan sobre la posible disminución de peces loro, entre otras especies", explica el estudiante Prato. 

De esta manera, se busca establecer medidas que comprometan al Gobierno nacional y al local, para proteger el territorio marítimo colombiano del Archipiélago de San Andrés Providencia y Santa Catalina, además de fomentar estrategias de comanejo, en las que se estimule a los pescadores de la zona para su preservación. 

Cabe recordar que el título de Reserva de la Biósfera fue otorgado por la Unesco, en 2000, a los cerca de 180.000 km2 de territorio marítimo colombiano, en el noroccidente caribeño. 

Dentro de este inmenso mar también se encuentra el Área Marina Protegida de Seaflower, por medio de la cual se protege un área de 62.000 km2, que también quedaría fraccionada por las pretensiones de Nicaragua frente a la Corte Internacional de Justicia, razón por la cual Colombia debe ejercer y fortalecer su protección soberana. 

La investigación de la que forma parte el estudiante Prato está dirigida por la profesora Adriana Santos Martínez, directora de la Sede Caribe de la U.N., y cuenta con el apoyo del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas (CIOH), y las sedes Bogotá y Medellín de la U.N. 

Dentro de este recorrido científico también hay un componente de equinodermos, liderado por el profesor Néstor Campos y la estudiante Milena Benavides; un componente de tapetes algales, liderado por el profesor Sven Eloy Zea y la estudiante Martha Catalina Gómez, y un componente de macroalgas, liderado por la profesora Brigitte Gavio. 

Igualmente participarán los estudiantes Pablo Ureña, del Peama; Diana Castaño, Andrea Dueñas y Carlos Daza, de la Maestría en Ciencias - Biología, línea Biología Marina, y el estudiante de doctorado Alfredo Abril, quien también operará un submarino ROV diseñado por el estudiante Omar Abril Howard, de la Maestría en Estudios del Caribe.