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Artes y Culturas

Estudios afrocolombianos han sido difíciles de abordar

  • Los estudios afrocolombianos se han enfocado en el Pacífico. Foto: Agencia de Noticias - Unimedios

  • Aunque los estudios afrocolombianos datan de 1849, solo hasta el siglo XX Colombia reconoce a las poblaciones 'negras'. Foto: Agencia de Noticias - Unimedios

  • Profesora Laura de la Rosa Solano, del Departamento de Antropología de la U.N. Foto: Luis Palacios ' Unimedios.

  • En Colombia mientras la etnicidad de los indígenas ha sido reconocida, la de los afrodescendientes no. Agencia de Noticias - Unimedios

  • Según la docente, la financiación de investigaciones nunca ha sido una prioridad para el Estado. Foto: Luis Palacios ' Unimedios.

"Con el Estatuto de Seguridad, en 1978 los antropólogos fueron sinónimo de subversión, y los movimientos indios y sus organizaciones políticas fueron diezmados. Indios y científicos sociales sufrieron cárcel y tortura".

Con esta cita de un estudio de la antropóloga Nina Friedemann, la profesora y antropóloga Laura de la Rosa Solano, del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), da elementos para entender las dificultades que han surgido en el camino de los estudios afrocolombianos, y del riesgo que corrieron los antropólogos.

En tal sentido, advierte que para el Estado colombiano la financiación de estudios nunca ha sido una prioridad: "muchas de las primeras investigaciones que se hicieron no fueron financiadas por universidades colombianas o por el Estado, sino por el Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD por sus siglas en francés) o por otras formas de cooperación internacional", comentó la docente durante el conversatorio "Estudios afrocolombianos: desafíos políticos en la consolidación de un campo académico".

Para ella, otro de los desafíos de los antropólogos interesados en los estudios afrocolombianos es hablar de población "negra" en una academia centrada en los indígenas, porque según algunos investigadores el estudio de los negros no encajaba en la disciplina, en los currículos universitarios ni en las publicaciones.

A partir de su investigación, la profesora de la U.N. dio cuenta de las relaciones que se tejieron entre la academia y la política, tanto en el quehacer empírico como en las elaboraciones conceptuales.

La docente señala que a lo largo de sus investigaciones se evidenció que quienes han llegado al campo de los estudios afrocolombianos es precisamente por las desigualdades.

Al respecto cita al antropólogo colombiano Jaime Arocha, quien asegura que "siempre ha existido el interés de demostrar que las personas afrocolombianas descienden de grandes imperios; que la historia no comenzó con la esclavitud".

Uno de los puntos en común es la preocupación por cambiar y entender las formas de dominación en muchos ámbitos. Estos intereses se pueden consultar en reflexiones sobre la invisibilidad, las explicaciones acerca de las prácticas normalizadas que son racistas y los intereses de las multinacionales en los territorios colectivos o estudios de cómo los grupos armados se ensañaron con las poblaciones afrodescendientes.

Como lo señaló el profesor Arocha, tanto en la academia como en los escenarios políticos la etnicidad se reconoció en los indígenas, pero no en los afrodescendientes. Él trabajó en el equipo negociador en los diálogos con el M-19, quienes no reconocían la existencia de los negros, según el texto "La inclusión en una mente inalcanzable", con el discurso de que no había diferencias entre indígenas y afros.

La ley para las comunidades negras

En las discusiones que se adelantaron para la Constituyente de 1991 se presentaron varios reclamos sobre cómo la etnicidad de los indígenas era más reconocida que la de los afrocolombianos. De las acciones que se emprendieron, se logró el artículo transitorio 55, que ordenaba, en un plazo de dos años, crear una ley para las comunidades negras.

Fruto de esos esfuerzos, en 1993 se promulgó la Ley 70, en la cual se hace un reconocimiento de las comunidades negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la cuenca del Pacífico, según sus prácticas tradicionales de producción y el derecho a la propiedad colectiva.

Los antropólogos tuvieron la tarea de compartirles a las comunidades afrodescendientes del país el espíritu de esta ley "que cimentó sus bases sobre el reconocimiento de una realidad cultural de estas poblaciones" quienes al principio se mostraron resistentes, lo que dificultó la labor.

Al concluir el conversatorio, la profesora Solano puso sobre la mesa el debate sobre el rol que deben asumir los antropólogos frente a los escenarios de desigualdad e invisibilización de las comunidades negras, y cuáles serían sus aportes.