Estudiantes de Odontología también sufren burnout, o “síndrome del quemado”
En los últimos años el fenómeno conocido como burnout, o “síndrome del quemado”, ha cobrado relevancia en el ámbito académico. Este se caracteriza por un agotamiento físico, cognitivo y emocional, afecta tanto a profesionales como a estudiantes, y se evidencia en síntomas de tristeza, baja autoestima, estrés general, fatiga física y desinterés por los estudios.
Los estudiantes de Odontología enfrentan cargas académicas y de estrés considerables. A menudo deben equilibrar múltiples responsabilidades como las prácticas clínicas, en las que, además de cumplir con los requisitos académicos, deben buscar pacientes para desarrollarlas.
“Esta presión es la que puede llevar a problemas de salud mental como depresión y ansiedad, así como a actitudes negativas hacia su propio desempeño académico”, afirmó la psicóloga Paula Alejandra Cruz Duarte, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en una jornada de sensibilización adelantada por la Institución.
En su estudio, la psicóloga encontró que a medida que los estudiantes avanzan en la fase final de su carrera, crecen los indicadores de burnout.
“A 166 estudiantes saludables se les realizó un tamizaje –o aplicación de prueba– de 16 ítems para identificar riesgo de burnout, y encontramos que los que están entre séptima y décima matrícula son los que presentan niveles más altos de agotamiento y niveles más bajos de autopercepción o autoeficacia”, sustentó la experta.
El tamizaje funciona como un “cuestionario” de preguntas concretas que arroja un puntaje para evaluar el nivel de riesgo de cada paciente. El proceso se realizó durante el intervalo comprendido entre la novena y la decimosexta semana del semestre, periodo caracterizado por una carga académica intensa, dado que se acerca el final del ciclo.
Para determinar el riesgo de burnout se consideraron tres dimensiones: agotamiento emocional, cinismo y autoeficacia. En este contexto se observó que las mujeres exhibieron niveles más elevados en comparación con los hombres.
“Estos indicadores se relacionan con el hecho de que, a partir de la séptima matrícula, varios estudiantes deben enfrentar entre una y tres asignaturas clínicas por semestre. Estas materias conllevan una carga significativa de responsabilidad porque los alumnos deben buscar pacientes y materiales para avanzar en su proceso, y es por ello que aumentan los niveles de estrés”, destacó la profesional.
En cuanto al cinismo, los estudiantes que más lo presentaron estaban cerca de terminar su carrera. Este comportamiento se refleja en frases como: “siento que los estudios no me son útiles”, o “he terminado una carrera profesional y no me va a llevar otras cosas”.
También se evidenció que alrededor del 30 % de los estudiantes que formaron parte del estudio habían tenido algún diagnóstico de salud mental como trastornos depresivos, de personalidad, ansiedad y conducta alimentaria.
La psicóloga explicó que para identificar el burnout académico se deben estudiar varios factores. Por un lado, la fatiga física asociada con esta condición se caracteriza por una recuperación notablemente lenta, acompañada de una sensación persistente de fracaso. El estrés se puede manifestar en ámbitos tanto laborales como académicos. La depresión genera un agotamiento emocional similar, pero no necesariamente implica una baja percepción de la propia realización personal.
A raíz de este estudio se recomienda que, además de la detección temprana, las instituciones implementen talleres y sesiones informativas para brindarles a los estudiantes herramientas para manejar el estrés, regular su tiempo y desarrollar habilidades de afrontamiento. Estas iniciativas son algunas plataformas importantes para la promoción de la salud mental y el bienestar estudiantil.