Desde hace cuatro años la UNAL se vinculó activamente a este proyecto que busca potenciar la educación en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (STEAM, por su sigla en inglés) en toda Colombia, además de promover la formación de los futuros científicos e innovadores del país.
Con este propósito, durante esta semana 140 niños de la Tecnoacademia del SENA tuvieron la oportunidad de participar en los clubes que se desarrollaron en el campus de la UNAL Sede Bogotá, con actividades como simulación robótica, energías renovables, estudio de las plantas, lanzamiento de cohetes, elaboración de cosméticos y prácticas en el Observatorio Astronómico.
El programa es liderado por un equipo voluntario de científicos, emprendedores e investigadores colombianos, estudiantes de doctorado o posdoctores radicados en diferentes países y quienes se encuentran vinculados a instituciones destacadas en la ciencia y la tecnología mundial.
Adentrarse en el mundo de las plantas
Es el caso de Mariana Schuster, egresada del programa de Biología de la UNAL, quien actualmente se desempeña como investigadora posdoctoral en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ella forma parte del grupo de voluntarios que lideran el "Club de ciencia fascinación verde", en el que los estudiantes tienen la oportunidad de acercarse al mundo de las plantas.
Por eso explica que "aunque queremos utilizar las plantas para enseñarles a los jóvenes el método científico y la rigurosidad científica, también queremos mostrarles este mundo que es tan subvalorado en el colegio, donde les enseñan biología con ejemplos de animales, pero muchas veces, como en los documentales de National Geographic, solo les muestran el león pero no el árbol donde se acuesta".
Es un fenómeno global conocido como "ceguera vegetal", que es cuando las personas miran a su alrededor y no se fijan en las plantas y su importancia para resolver muchos de los problemas de la humanidad. "El objetivo de este club es mostrarles a los chicos que las plantas están ahí, vayan a hacer ciencia o no", declara.
Este acercamiento se ha hecho a través de actividades como recorridos por el campus de la UNAL Sede Bogotá, para identificar la biodiversidad vegetal a través de guías diseñadas por los profesionales del Instituto de Ciencias Naturales (ICN), prácticas de dibujo científico, extracción de ADN y de pigmentos vegetales de las plantas.
Para formular estos clubes se unen a un investigador que esté trabajando dentro del país y a uno que realice su trabajo en el exterior: "el objetivo es dar una educación en ciencias más práctica, más directa, y traer todas esas experiencias nacionales y foráneas".
Soñar en grande
El profesor Santiago Vargas, de la Facultad de Ciencias, considera que los clubes también son una oportunidad para que los estudiantes de colegios de la ciudad se acerquen a referentes nacionales que trabajan hoy de forma exitosa en diferentes campos científicos del mundo.
"Muchas veces los niños piensan que los científicos no pueden ser colombianos sino extranjeros, y que aquí es muy difícil hacer ciencia. Una de las ideas es que los niños tengan el referente de un colombiano que esté haciendo ciencia, trabajando en instituciones reconocidas en todo el mundo en áreas como la física, la química y la biología, para que vean que esos posibles sueños que tienen sí se pueden cumplir", asegura el docente.
Por ejemplo, Paula Alejandra Restrepo, de 17 años, quien forma parte del "Club de ciencia cosméticos de mi tierra", ha trabajado estos días buscando frutas de las regiones de Colombia con un potencial uso cosmético y entendiendo la dinámica detrás de la elaboración de este tipo de productos, junto a científicos como Javier Andrés Arrieta Escobar, ingeniero químico egresado de la UNAL y quien realizó su doctorado en cotutela con la Universidad de Lorena, en Francia.
Para Paula Alejandra "esta ha sido una gran oportunidad de conocer cosas nuevas porque nunca había ido a un club de ciencias y mucho menos a una universidad, y esto me hace aspirar a cosas grandes".