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Medioambiente

Estudian “oídos” de los peces para identificar poblaciones en el Caribe

    Como las cajas negras de los aviones, los peces tienen en su oído interno unas estructuras llamadas otolitos que registran toda la información de su historia vital y hábitats, esenciales para conocer tanto individuos como poblaciones. Por primera vez en el Caribe colombiano el análisis de estas piezas identificó la diferencia entre los stocks de cojinúa negra y lebranche, especies protagonistas de la pesca artesanal y de la seguridad alimentaria de la región.

    El biólogo marino Johan Sebastián Villarraga, magíster en Ciencias -Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), analizó la morfología de los otolitos de 281 ejemplares de cojinúa negra y 143 de lebranche en los golfos de Urabá y Morrosquillo, Santa Marta y La Guajira, seleccionados con un rango específico basado en la talla media de captura: 24 cm y 34 cm respectivamente.

    El estudio sugiere que los individuos de Santa Marta y La Guajira poseen diferencias en crecimiento y desarrollo frente a los de Urabá y Tolú, una situación que puede obedecer a las condiciones ambientales. El hallazgo sentaría las bases para desarrollar estrategias de conservación y explotación pesquera.

    “En el diálogo con los pescadores y las observaciones realizadas se evidencia una reducción en las tallas medias de captura, lo que indicaría cambios en las poblaciones de estas especies. Por eso es importante diseñar estrategias de explotación, porque lo que nos dice el estudio al tener diferencias entre localidades es que no podemos pescar en el mismo momento del año ni con la misma intensidad”, afirma el biólogo Villarraga.

    Los 4 sectores en donde se adelantó la investigación tienen diferencias ecológicas importantes. Por ejemplo en el Golfo de Urabá hay contacto con las descargas de los ríos, en especial del Atrato, y hacia el norte, Santa Marta y La Guajira están influenciadas por la surgencia, un fenómeno oceanográfico que se produce cuando aguas profundas y frías se elevan en la superficie.

    “Teniendo como referencia el río Magdalena, observamos que existen diferencias entre los organismos del sur y del norte. Los otolitos del sur son más pequeños que los del norte, lo que se relacionaría con las estrategias alimenticias. En el norte, debido al fenómeno de surgencia, hay aguas más frías y con mayores nutrientes, lo que trae una mayor cantidad de alimentos. Por otro lado, en el sur las aguas tienden a ser más estuarinas, con mayor cantidad de sal”, amplía el magíster.

    Para el estudio, de cada ejemplar se determinó el sexo y se tomaron medidas básicas como: longitud total y el peso total. La aplicación de la morfometría geométrica se siguió con la metodología de la aplicación IPEZ que incluye 30 variables cuyas medidas fueron tomadas con un calibrador con precisión de 0.001 mm. Después se procedió a la extracción de los otolitos sagitta -el más grande de los tres pares de otolitos que tienen los peces- realizando un corte transversal a la altura de la cabeza de los organismos. Una vez obtenidos se limpiaron cuidadosamente para evitar romperlos o fragmentarlos y se procedió a secarlos en papel secante; una vez limpios, se almacenaron en bolsas ziploc con una etiqueta que consignó la información del día, punto de muestreo, especie y número de identificación del individuo.

    En la fase de laboratorio el investigador fotografío la cara interna y externa de las estructuras y junto con la prueba estadística Permanova evalúo la existencia de diferencias entre los coeficientes y los contornos de los otolitos analizados.

    Especies de importancia pesquera

    La cojinúa negra es una especie apetecida comercialmente por su carne blanca y firme que permite preparaciones diversas, y además su captura es relativamente fácil, por lo que en las últimas décadas se ha posicionado en la pesca artesanal. “Es una de las especies que más se desembarca en el Caribe colombiano; el último reporte muestra que representa casi el 12 % de las toneladas pescadas”, explica el investigador.

    Por su lado, el lebranche es una especie que alcanza los 40 cm, de color azul en la parte superior y plateado en la parte inferior. “Sin embargo, la falta de información sobre sus poblaciones, aunada a las amenazas que enfrentan, pueden estar presentando una reducción de sus poblaciones”, apunta.

    El biólogo marino hace un llamado a las instituciones para que sus resultados sean el primer paso para diseñar estrategias para esta y más especies, sobre todo en medio de una coyuntura que amenaza con la supervivencia de los océanos en el mundo.

    “Los océanos absorben mucha más cantidad de dióxido de carbono que las selvas, pero aún no le prestamos la atención necesaria a la conservación de estos ecosistemas y sus especies. Muestra de ello es el desconocimiento que hay sobre nuestras especies”, concluye.