Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia
/Estrógenos y progesterona explicarían mayores trastornos intestinales en mujeres
Salud

Estrógenos y progesterona explicarían mayores trastornos intestinales en mujeres

    Un estudio realizado con 166 personas de entre 18 y 60 años residentes en Bogotá, evidenció que, en las mujeres, dichas hormonas disminuyen la contracción del músculo liso, tejido localizado en las paredes de órganos viscerales huecos como hígado, páncreas e intestinos, lo que explicaría por qué en la fase menstrual tienden a tener diarrea en lugar de estreñimiento. Por el contrario, en los hombres, la testosterona actúa como un factor protector, analgésico contra afecciones intestinales.

    También se identificó que la composición corporal afecta el desarrollo de síndrome de intestino irritable, diarrea, estreñimiento funcional y distensión abdominal, es decir, a mayor porcentaje de grasa, mayor posibilidad de desarrollar trastornos intestinales; mientras que un mayor porcentaje de masa muscular reduce esa posibilidad.

    De igual manera, se concluyó que, curiosamente, la serotonina (neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo) y la vitamina D no influyeron en tales trastornos, al igual que hábitos saludables como el consumo de frutas, agua o fibra. Lo más relevante que se encontró es que un mayor consumo de prebióticos (leguminosas, frutas, verduras, té verde, cacao amargo, entre otros) y probióticos (como yogures y repollo) se asoció con un menor riesgo de padecerlos.

    Así mismo, estados psicoemocionales como estrés, depresión y ansiedad, incrementan el riesgo de que estos surjan; por ejemplo, la ansiedad severa aumenta el riesgo 10 veces, y el estrés moderado, 27 veces.

    Los hallazgos son el resultado del trabajo realizado por Laura Marcela Ahumada Ossa, magíster en Fisiología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien afirma que “los trastornos funcionales intestinales representan desafíos en el funcionamiento normal del intestino y se manifiestan comúnmente con síntomas como dolor abdominal, diarrea, estreñimiento y malestar general.

    Dichos trastornos afectan aproximadamente entre el 20 y el 40 % de la población mundial, uno de los diagnósticos más comunes es el síndrome de intestino irritable, su prevalencia mundial entre 2020 y 2022 es en promedio 11,2 %, teniendo la mayor cifra en Suramérica con el 21 %.

    Junto a un equipo interdisciplinario, la magíster lideró una investigación pionera que arroja luces sobre la conexión entre estos trastornos y los hábitos alimentarios, el estrés, la ansiedad, la tristeza y la actividad física, entre factores; así, evidenció que el intestino y el cerebro se comunican entre sí a través de nervios y neuronas y afecta de manera directa el funcionamiento del intestino.

    Afirma que, “después de la pandemia de COVID-19, las personas presentaron niveles bajos de vitamina D, también llamada hipovitaminosis. Esto sucedió porque, aunque se sale a la calle, la gente usa sombrillas y otros accesorios para protegerse de los rayos del sol, lo que afecta la cantidad de esta vitamina en sus cuerpos”.

    La carencia de vitamina D se relaciona con la falta de energía, huesos frágiles e incluso llegar el raquitismoen niños y la osteoporosis en adultos. También puede afectar a los músculos, ya que se necesita de ella para el movimiento, y puede hacernos más propensos a las infecciones de virus y bacterias, pues es fundamental para el sistema inmunitario.

    Metodología

    Para el estudio se realizó una convocatoria de participantes de entre 18 y 60 años, residentes en Bogotá, de los cuales resultaron seleccionados 166 individuos -105 mujeres y 61 hombres- que cumplieron con todos los criterios. Estos se dividieron en dos grupos: uno conformado por 79 personas con síndrome de intestino irritable, diarrea, estreñimiento funcional y distensión abdominal), y otro con 87 personas sin trastornos funcionales intestinales.

    Los datos recolectados incluyeron una muestra de sangre de cada participante y mediciones antropométricas como peso, talla, masa muscular, grasa visceral y perímetro de cintura.

    A cada participante se les realizó un cuestionario virtual para que respondiera preguntas con respecto a hábitos alimentarios como frecuencia de consumo de agua, frutas, verduras y fuentes de fibra (cereales, avena, quinua, amaranto y galletas integrales). De igual manera se indagó sobre el consumo de prebióticos y probióticos, cruciales para mantener un tracto digestivo saludable.

    Otro hallazgo relevante del trabajo fue que el 56 % de los participantes, es decir, 93 de las 166 personas analizadas, mantenían hábitos de alimentación inadecuados, cifra que revela que no consumían diariamente la cantidad necesaria de frutas y verduras, y que su ingesta de agua era inferior a 4 vasos al día.

    La situación es preocupante dado que Colombia, siendo uno de los principales productores de frutas y verduras, enfrenta un desafío evidente para que los ciudadanos de este país consuman estos alimentos esenciales. Así, la investigación llama la atención sobre la necesidad urgente de implementar iniciativas de educación alimentaria y nutricional.