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El consumo excesivo aumenta la "huella hídrica", medida que se refiere al volumen de agua utilizada directa o indirectamente en la producción de un bien o servicio.
En este caso, la diferencia en las cantidades de agua consumida entre estratos se explica porque los más altos tienen un mayor "planetoide personal", lo que quiere decir que usan mayor cantidad de recursos porque que su capacidad adquisitiva les permite acceder a ellos.
"En los estratos altos también utilizan el agua en riego de jardines y piscinas, y es probable que se demoren más en la ducha porque tienen calentadores", afirma el investigador Daniel Alejandro Mejía Palacio, estudiante de la Maestría en Estudios Urbano Regionales de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín.
De los 10 municipios del Valle de Aburrá, los que más consumo per cápita registran son Envigado y Sabaneta, con 141 y 138 litros diarios respectivamente. En contraste, los que menos cantidad de agua consumen son Caldas, con 113 litros, y La Estrella, con 109.
Consumo anual
Las Empresas Públicas de Medellín (EPM) abastecen el servicio en el Área Metropolitana, y según la investigación elaborada por la U.N. Sede Medellín cada año se consumen cerca de 200 millones de m3.
De esa oferta, en el Valle de Aburrá el mayor consumidor es el sector residencial, que cada año aumenta en un 2 %, debido principalmente al crecimiento de la población.
Para el estudio se utilizaron datos de la participación de EPM en la entrega del servicio de acueducto, la cual es del 94 %. Sin embargo también se tuvo en cuenta el consumo de agua proveniente de acueductos veredales y comunitarios (equivalente a 18 millones de m3 anuales) y el de aguas subterráneas (con consumo promedio de 2 millones de m3 anuales).
Así mismo se usaron datos de la autoridad ambiental Área Metropolitana del Valle de Aburrá, de la Contraloría de Medellín, de Corantioquia y de la Red Río.
"Determinar la cantidad de agua usada en el Valle de Aburrá para las actividades humanas se convierte en una poderosa herramienta de planificación para hacer un uso sostenible de esta", afirma el investigador Mejía Palacio.
Tenerla en cuenta es importante porque las zonas donde "pisa" la huella hídrica son áreas externas al Valle de Aburrá, que le proveen el 88 % del agua. Estos sitios son el altiplano norte del Embalse Río Grande II y el Embalse La Fe, en el Oriente antioqueño. Sin esas aguas la subregión del Área Metropolitana del Valle de Aburrá ya habría colapsado; sin embargo existe un problema, y es que estos dos territorios están fuera de la competencia de dicha Área para gestionar la mitigación de impactos ecológicos.
Mejía Palacio afirma que estos resultados funcionan como una invitación a reflexionar sobre justicia territorial, ya que "estas zonas de las que dependemos deben sacrificar sus ingresos y actividades para cuidar ecosistemas que nos garantizan (a los habitantes del Valle de Aburrá) el recurso hídrico, y es necesario ver en qué medida estamos compensando eso".
Huella hídrica gris
El estudio se centró en el uso directo del agua, porque su interés es analizar la relación del hombre con la demanda de recursos hídricos.
Esta huella hídrica se denomina azul, pero existen otros dos tipos: la verde, referida al agua precipitada que toman las plantas, y la gris, que tiene que ver con la contaminación del agua.
Mediante la aplicación de un indicador adaptado para Colombia por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, se encontró que 22 de las 77 quebradas muestreadas en 2015 tienen condición "aceptable", 15 están "en recuperación" y 40 están en "estado deficiente". Entre las de "muy mala calidad" estuvo la quebrada Altavista, de Bello: "no hubo una sola que presentara condiciones "buena" o "aceptable"", dice el investigador.
Por su parte, en un primer tramo el río Aburrá Medellín presentó condiciones aceptables, hasta el sector de Primavera, en Caldas. De ahí aumenta la contaminación, pues entre Ancón Sur, y antes de la planta San Fernando, la calidad es "aceptable", pero se va deteriorando a medida que corre por el Valle de Aburrá hasta darse una condición "mala" en el sector de Puente Gabino. Los niveles más críticos del río están en el puente de Acevedo.