Especial transmedia Periódico UNAL: es “una locura” no priorizar la salud mental en Colombia

“Siento ansiedad”, “no puedo con la depresión”, “ya me están medicando”, “mi salud mental no da más”, “estoy al borde del colapso”, “tuve que dejar mi trabajo”, estas son algunas de las expresiones que protagonizan las conversaciones en familia, amigos y personal de la salud.

“Es como si nadie fuera ajeno al tema, y es que en realidad todos estamos expuestos a pasar por un momento en el que nuestra salud mental no esté bien”, así lo señala el profesor José Manuel Calvo, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien además manifiesta que en el último año las consultas no dan abasto y que se requiere personal para atender los nuevos casos de depresión y ansiedad que se presentan en niños, jóvenes y adultos, quienes están viendo una salida a su realidad en el suicidio.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que mientras los trastornos de salud mental aumentaron –en 2020, los depresivos mayores en un 35 % y los de ansiedad en un 32 % en América Latina y el Caribe– no lo hizo el presupuesto: en 2020 el gasto gubernamental promedio en salud mental en la región fue de solo el 3 % del gasto total en salud; casi la mitad de este se asigna a los hospitales psiquiátricos.

El aumento del suicidio en la región no frena: casi 100.000 personas mueren al año por esta causa, lo cual afecta no solo a las personas y las familias, sino a las comunidades enteras. Con especial preocupación la mirada está en los niños, quienes están contemplando hacerse daño o quitarse la vida.

Así lo corrobora una investigación de la UNAL y la Secretaría de Educación Distrital, adelantada con 10.000 niños y adolescentes de 20 colegios públicos de la ciudad, la cual revela que 1 de cada 8 estudiantes de secundaria ha pensado en hacerse daño, y 1 de cada 34 ha intentado suicidarse, siendo las mujeres quienes lideran el puesto en cada estadística; solo en Bogotá 10 mujeres entre 10 y 18 años se suicidaron en 2023.

“Este es un escenario preocupante, décadas atrás era casi que impensable que un niño pensara en suicidarse, y lo que vemos ahora es que es una probabilidad a lo largo de la vida”, asegura el docente Calvo. Los jóvenes de la región también están en riesgo: entre 2000 y 2019 la tasa regional de suicidios aumentó en un 17 % en esta población.

“Este es el tiempo en el que se debe hacer énfasis en la salud mental y dejar claros los conceptos y los riesgos que se tienen”, señaló la economista Epsy Campbell Barr, presidenta de la Comisión de Alto Nivel sobre Salud Mental y COVID-19 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), quien en entrevista para Periódico UNAL habló de la necesidad de aumentar el presupuesto y entender las necesidades de las poblaciones, en especial comunidades indígenas, afrodescendientes y comunidades vulnerables.

En este contexto es importante entender que “la salud mental es más que la mera ausencia de problemas de salud mental. Es un estado de bienestar mental que les permite a las personas hacerle frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”, según el consenso al que ha llegado la OMS.

“Este consenso es clave porque nos permite ver un conjunto de factores que impactan en la salud mental, unos propios de la vida como un cambio de trabajo, elegir carrera, pensar si tener hijos o no, por ejemplo, y otros que son externos como crisis económicas, guerra e inseguridad”, dice el médico Miguel Cote, psiquiatra de la UNAL.

La inseguridad, por ejemplo, está generando trastornos de ansiedad. Un estudio del Laboratorio de Psicología Jurídica de la UNAL encontró que las personas de estratos más bajos tienen más miedo a ser víctimas de algún delito dentro del hogar, mientras que las de estratos más altos temen a delitos en el espacio público.

El estigma también forma parte de la ecuación: un estudio realizado por la UNAL halló que el estigma o señalamiento relacionado con estereotipos no solo genera una barrera para acceder a servicios médicos para tratarlo, sino también una invisibilización sociocultural de las personas que lo padecen, quienes tienen que dejar sus trabajos o acceder a largas incapacidades.

Según la economista Campbell, “se reportó un aumento en las incapacidades por tema de salud mental y esto disminuye claramente la productividad tanto de las empresas como de los países. La información que tenemos desde las propias empresas y desde el sector salud evidencian que las incapacidades están disparadas y disminuyen la productividad en algunos casos del 10 al 15 %, estamos hablando de un impacto serio y no se pueden minimizar los temas de salud mental”.

En el especial transmedia del Periódico UNAL: es “una locura” no priorizar la salud mental en Colombia, podrán encontrar el desarrollo de temáticas como: De la psiquiatría a la medicación: la mirada miope de las políticas de salud mental que han transitado en Colombia, ¿Quién vela por la salud mental de los afrocolombianos? y el panorama de la epidemia de la soledad, la otra cara del tratamiento farmacológico.

Link del Especial Periódico UNAL: https://saludmental.unal.edu.co/