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Desarrollo Rural

Escuela Agrobiológica UNAL certifica a 195 bachilleres en colegio del Valle del Cauca

    Después de un proceso de extensión rural, estudiantes de bachillerato del Colegio Manuel Antonio Zea, del municipio de Pradera, completaron con éxito los módulos de la Escuela Agrobiológica UNAL impartidos durante un semestre por estudiantes y profesores voluntarios con el propósito de estimular la profesionalización del campo en esta región del país.

    La Escuela Agrobiológica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, gestada en 2016 tras la firma del Acuerdo Final de Paz para fortalecer la educación rural, suma a su experiencia el Colegio Francisco Antonio Zea, que se une a la lista de instituciones de educación rural (IER), escuelas y asociaciones rurales atendidas y más 500 estudiantes de bachillerato beneficiados con los módulos de cambio climático, seguridad alimentaria, manejo de aguas y saneamiento.

    Las experiencias anteriores, adelantadas en los corregimientos de los municipios de Palmira, La Cumbre, Ginebra, El Cerrito, Guacarí, y de manera reciente Pradera, son un aporte a la formación terciaria del sector agrario en esta importante región del país.

    Estudiantes y docentes de la UNAL Sede Palmira participan en este proyecto de manera voluntaria sin recibir créditos, salarios o subvenciones. Algunos de los consultados aseguran que los impulsa la intención de “servir, ayudar y aprender”, con un enfoque humanitario y desinteresado por el mejoramiento de la calidad de vida en la ruralidad.

    El proyecto no estuvo exento de desafíos iniciales, ya que al comienzo se encontraron con poca receptividad de los alumnos del colegio. Sin embargo, a través de talleres teórico-prácticos, los estudiantes de la UNAL Sede Palmira lograron transmitir conocimientos científicos en un lenguaje sencillo y crear junto con los bachilleres huertas escolares, implementar diferentes filtros para purificar el agua y sembrar diversas especies como parte de la arborización y jardinería del colegio.

    El profesor José Ader Gómez Peñaranda, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, considera que “con el tiempo la Escuela Agrobiológica UNAL se ha convertido en el estandarte de la Facultad en términos de extensión. De hecho, varios colegios han expresado su interés en unirse a esta iniciativa ante los desafíos del campo y para contribuir a la soberanía alimentaria”.

    Para Sergio Prieto Hernández, profesor ocasional vinculado a la Escuela Agrobiológica UNAL, “este trabajo les ha permitido a los estudiantes universitarios aprender a comunicarse con las comunidades y a resolver problemas brindando oportunidades en tecnología y educación; desde la Escuela construimos país a partir del concepto de extensión rural, que busca reducir las brechas en educación”.

    El balance entregado por el coordinador del proyecto, el profesor Manuel José Peláez Peláez, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, se recoge en el fortalecimiento de las capacidades de los entornos educativos rurales que se han atendido para “salir del campus convencional y difundir el conocimiento científico, tecnológico y técnico en la nueva ruralidad”.

    Un proyecto que impacta el campo

    “Como resultado del trabajo se hizo una biofábrica con los alumnos del colegio, así como caldos microbianos para la fertilización y los nutrientes de las plantas. También utilizaron las cáscaras de verduras y frutas desechadas en la cocina del restaurante para hacer un compostaje”, informó la estudiante Valentina Delgado, de quinto semestre de Ingeniería Agronómica.

    Sin embargo, los resultados van más allá de lo técnico, ya que el proyecto ha generado impactos sociales significativos, como brindar entornos seguros para los jóvenes, alejándolos de las pandillas y la drogadicción e incentivando en ellos interés por la tierra y la sensibilidad por el cuidado del ecosistema.

    Por su parte Juan Santiago Rivera, de décima matrícula del mismo programa, agregó que “el proyecto ha sido una experiencia enriquecedora para todos los involucrados, pues si el campo no produce, la ciudad no come, por eso insisto en que es fundamental promover prácticas sostenibles en la producción de alimentos con las comunidades”.

    ¿Qué dicen los alumnos beneficiados?

    Sofía, Paola y Samara, alumnas del Colegio Francisco Antonio Zea, destacaron que con la Escuela Agrobiológica UNAL disfrutaron de un aprendizaje más interactivo y atractivo, alejándose de la monotonía de las clases convencionales en los salones.

    “Lo que más me ha gustado ha sido trabajar en los filtros de agua”, comentó Samara al expresar que es increíble ver cómo se puede mejorar la calidad del agua utilizando materiales sencillos: “me siento orgullosa de contribuir a que nuestra comunidad escolar tenga acceso a agua limpia y segura”.

    Sofía añadió que “conocer de las plantas medicinales me pareció sumamente interesante: muchas veces desconocemos las propiedades y beneficios que pueden brindarnos. Aprender más sobre estas plantas y cómo pueden mejorar nuestra vida ha despertado mi curiosidad”.