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Según la experiencia de Jefferson Ricardo Contreras, magíster en Enfermería con profundización en Salud Mental de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), cuando una víctima de abuso sexual llega a un hospital, muchas veces no cuenta con un grupo interdisciplinario que realice el acompañamiento y humanice su caso.
En el plano de la salud mental, una persona que ha sido víctima de violencia sexual puede presentar sentimientos de culpa, baja autoestima y vergüenza.
Si estos síntomas no son tratados por psicólogos y psiquiatras, corre el riesgo de padecer trastornos mentales como ansiedad, depresión, insomnio, aislamiento social y estrés postraumático, además de desórdenes alimenticios y problemas de disfunción sexual.
En ese sentido, el profesional de la salud propone que después de la valoración física "en la que se constata que la vida no está en riesgo" las mujeres mayores de 14 años sean atendidas por el personal de Enfermería para abordar su salud mental.
En esta valoración se identifican las necesidades de la paciente y se genera una intervención de cuidado; por ejemplo si ella quiere tener cerca a sus familiares, se fortalecen las redes sociales de apoyo y se desarrollan actividades de cuidado como la escucha activa y el acompañamiento tanto a la víctima como a su familia, y por último se evalúa dicha intervención, precisa el magíster.
Mujeres, las mayores víctimas
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses informó que el año pasado en Colombia 23.418 personas fueron víctimas de un delito sexual, de las cuales 20.072 son mujeres. En algunos casos las víctimas no recibieron atención prioritaria en centros hospitalarios ni se realizó un seguimiento que restaurara su autonomía y dignidad sin ser revictimizadas.
El artículo 11 de la Ley estatutaria 1751 de 2015 establece que las víctimas de violencia sexual tienen garantizado el acceso de "manera prioritaria a los tratamientos psicológicos y siquiátricos que requieran".
En ese mismo sentido, el Ministerio de Salud y Protección Social diseñó el "Protocolo y modelo de atención integral en salud para víctimas de violencia sexual", que ofrece metodologías para abordar a las víctimas y garantizar su atención con calidad. Sin embargo, según el investigador, dicho Protocolo se quedó en el papel.
Valoración integral
El proceso de atención planteado contempla: valoración integral del enfermero al paciente para identificar las principales manifestaciones físicas y mentales y generar un diagnóstico; planeación de las intervenciones y desarrollo de actividades que busquen aminorar el impacto personal, familiar y social del acto sexual violento, y por último evaluación de la intervención realizada por parte del equipo de enfermería.
El profesional explica que en el área de la enfermería no hay nada escrito para la intervención en salud mental y el manejo de víctimas de violencia sexual. En ese sentido, esta intervención abre camino para que con la profesión se fortalezca el cuidado integral que necesitan estos pacientes y se disminuya el impacto que genera un abuso sexual.
"Como profesionales, estamos en contacto con los pacientes las 24 horas del día y los 7 días a la semana. Por eso considero que estaríamos en el momento exacto para recibir a la víctima y realizar la intervención, cosa que no pasa con un psicólogo, porque generalmente ellos no están las 24 horas", comenta.
Finalmente el profesional recomienda que las universidades incluyan en el pénsum de las carreras relacionadas con la salud el tema psicosocial para abordar a las víctimas de violencia sexual.