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Salud

Enfermedad auditiva, una discapacidad invisible que se puede prevenir

    Aunque la mayoría de los casos de pérdida de audición (o hipoacusia) son prevenibles o se pueden detectar tempranamente, países como Colombia –con cerca de 7 millones de afectados por esta causa– necesitan no solo una mayor sensibilización respecto al impacto de estas deficiencias en su calidad de vida –por ejemplo laborales–, sino también ambiciosas estrategias de promoción y prevención impulsadas desde el Sistema Nacional de Salud.

    A propósito del Día Mundial de la Audición –promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y celebrado el 3 de marzo–, la audióloga Liliana Akli Serpa, directora de Rehabilitación y Desarrollo humano del Hospital Universitario Nacional de Colombia (HUN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), menciona que “en términos de costos, una persona con pérdida auditiva afecta los sistemas de producción de una sociedad por no poderse comunicar, lo que impide su incorporación en la vida laboral y su desarrollo como ser humano desde el aprendizaje y la comunicación activa”.

    Precisamente la OMS ha señalado que en los países en vías desarrollo los niños con hipoacusia o sordera suelen no estar escolarizados. Además estima que cada año la pérdida de audición no tratada supone un costo mundial de unos 750.000 millones de pesos por los gastos del sector de la salud (excluidos los costos de audífonos), las inversiones en apoyo educativo, la pérdida de productividad y los costos sociales.

    Por eso este año la campaña de la OMS gira en torno a los problemas derivados de las ideas erróneas y de las mentalidades estigmatizantes de la sociedad, abordando para ello la falta de sensibilización y de información exacta que existe tanto en la población en general como entre los proveedores de atención de salud, una apuesta importante si se tiene en cuenta que para 2050 se espera que las enfermedades auditivas afecten al menos a 2.500 millones de personas, y que 700 millones de ellas requieran rehabilitación.

    “Sin duda se trata de un panorama preocupante que debe alertar a la sociedad”, afirma la académica, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAL. Las consecuencias de esta afección –que son amplias y pueden ser profundas– incluyen la pérdida de la capacidad para comunicarse con otros y el desarrollo tardío del lenguaje en los niños, lo que puede generar aislamiento social y sensación de soledad y frustración, particularmente en las personas mayores.

    A partir del seguimiento a los pacientes del HUN se encontró que en el grupo poblacional de los adultos mayores más del 90 % tienen pérdida de audición, provocada, entre otros factores, por exposición excesiva al ruido o comorbilidades como enfermedades crónicas no transmisibles (cardiovasculares, hipertensión o algunos medicamentos).

    “El cuidado de la salud auditiva se debe abordar porque si en un adulto mayor la pérdida no se detecta a tiempo la cognición o enfermedades como el Alzheimer o la demencia puede llegar más rápido, debido a la falta de audición como un factor exacerbante”, destaca.

    “El adulto mayor se aísla, deja de estimular su comunicación a través de la audición y hace acelerar el proceso normal de envejecimiento, convirtiéndolo en una enfermedad progresiva”.

    Menos exposición al ruido

    La hipoacusia se clasifica en leve, moderada, y grave o profunda, y puede afectar uno o ambos oídos. Entre las principales causas están las congénitas, las adquiridas en la primera infancia, las infecciones crónicas del oído medio y la hipoacusia inducida por el ruido (relacionada con la edad) o debida a fármacos ototóxicos que dañan el oído interno.

    La prevención es clave, y por eso la audióloga menciona que se deben cambiar hábitos de vida respecto a la exposición al ruido, como usar adecuadamente los audífonos y reducir los conciertos, tipificados como “ruidos de esparcimiento”, en los que se considera que a partir de 80 decibeles durante más de 8 horas seguidas empieza a haber deterioro auditivo.

    También destaca los factores que sirven para saber si se empieza a padecer de alguna afección auditiva, como pedir que se repita cierta información en una conversación o empezar a hablar más alto.

    En cuanto a los signos de alarma clínicos se recomienda tener especial cuidado con el tinnitus, un signo auditivo relacionado con la percepción de ruidos o pitidos en los oídos, también el dolor de oído, y por supuesto la pérdida auditiva.

    Para tener buena salud auditiva recomienda no introducir copitos o palillos en los oídos para limpiarlos, y acudir a la consulta de audiología con controles periódicos para evaluación auditiva.

    “Dentro del Plan de Desarrollo de Salud, el Ministerio de Salud y Protección Social incluyó las enfermedades crónicas no transmisibles como las patologías del habla, salud bucal, visual y auditiva como un enfoque de promoción y mantenimiento de la salud, por eso se exigen para el ingreso a la vida laboral o el ingreso a la vida estudiantil, de igual forma se pueden derivar desde la atención primaria para estudio”, señala la experta.

    Para hacer un diagnóstico diferencial correcto de la salud auditiva se debe iniciar con una audiometría tonal, que en conjunto con la lobo-audiometría y la imitancia acústica.

    La doctora Akli invita a cambiar la mentalidad con un enfoque de prevención: “si se detecta a tiempo se puede intervenir, ya que una vez adquirida la afección no hay reversa, y su aumento será lento pero progresivo”.