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Medioambiente

En Titiribí (Antioquia) crece primera plantación de caña sobre suelo minero

    Ocurrió sobre la plataforma de desechos de una mina de carbón a cielo abierto gracias a la aplicación de un nuevo suelo elaborado en laboratorio, a partir de escombros inertes que dejan las excavadoras a su paso y materia orgánica; sobre este terreno fértil hoy crecen también pimentones, fríjoles y hasta caléndulas.

    La mina está en el municipio de Titiribí, a dos horas y media de Medellín, sobre una de las estribaciones de la cordillera Central. Forma parte de la cuenca carbonífera de la Sinifaná, que también incluye a Venecia, Fredonia, Amagá y Angelópolis.

    “Para la extracción en minas a cielo abierto se debe remover varios mantos aledaños al de carbón”, señala la profesora Edna Ivonne Leiva, de la Facultad de Ciencias Agrarias, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, quien desde hace más de 2 años visita la mina con el profesor Ramiro Ramírez Pisco persiguiendo un propósito casi divino: que crezca vida en un suelo muerto.

    Obtener este mineral es una de las actividades extractivas más contaminantes del mundo: modifica la corteza terrestre, disminuye la biodiversidad, genera grandes cantidades de residuos, degrada la calidad del aire, el suelo y el agua. Su impacto es tan fuerte que, para no superar los 1,5°C de temperatura global en 2050, habría que evitar explotar el 88 % de las reservas de carbón conocidas hasta la fecha.

    Estos efectos se ven en Titiribí, en donde el entorno gris se está transformando con sembrados de caña de azúcar de media hectárea y plantas de más de 3m de alto. “Esto no existe en ninguna otra parte de Colombia ni de Latinoamérica. Es el primer cultivo comestible sembrado sobre una plataforma de residuos de minería”, explica el profesor Ramírez.

    Crear suelo: de millones de años a meses

    El primer brote de éxito en el proyecto fue el enraizamiento de una pastura en un predio cercano, en el que los investigadores extendieron una capa de suelo hecho en laboratorio sobre la plataforma minera, pero la emoción es mucho mayor ahora porque lograron obtener un cultivo para consumo humano del que se puede obtener panela.

    Este trabajo inició en los laboratorios de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Medellín, donde ambos docentes con estudiantes de pregrado y posgrado han creado suelo a partir de escombros, adicionando materia orgánica y otros residuos, sobre los que han crecido pimentones, frijoles y caléndulas.

    “Se llaman tecnosuelos o tecnosoles porque más del 20 % de los materiales son externos. Para este caso tomamos los desechos de la mina llamados “estériles” porque no tienen capacidad combustible. Por 1 tonelada de carbón se generan 10 toneladas de estos elementos. Los trituramos a menos de 2mm, les agregamos materia orgánica, especialmente estiércol de bovinos, que aporta carga microbiana, y otro residuo que aquí llaman “afirmado”, que es rico en calcio y azufre, elementos muy importantes para las plantas”, señala el investigador.

    La hazaña responde a dos situaciones problemáticas latentes en el mundo: la escasez de suelo fértil y la alta generación de residuos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), solo el 12% de la superficie de la Tierra es fácilmente cultivable, y a 2050 la erosión afectaría el 90% de los suelos.

    “Debajo de esta mina de carbón de Titiribí hay al menos 10 m de desechos inertes, sobre los que logramos establecer una primera capa de suelo con pequeñas colonias de microorganismos. Todo esto en solo 12 meses de trabajo, aunque en condiciones naturales el suelo necesita cientos o miles de años para formar 1cm de grosor y sustentar vida”, apunta la profesora Leiva.

    Caña: un cultivo popular y poderoso

    Después del café, la caña de azúcar es el segundo cultivo más extendido en la zona cafetera, de la que el Suroeste Antioqueño forma parte. “La elegimos porque es un cultivo rústico, de crecimiento rápido, con altísima producción de biomasa y que no es ajeno en la región”, señala la profesora Leiva. Para asegurar su crecimiento, las raíces deben alcanzar al menos 25 cm y las hojas recibir bastante luz solar. “El proceso de siembra fue similar al de la caña convencional, sin sofisticaciones: trazamos las líneas, aplicamos la materia orgánica con distintos tratamientos y sembramos la caña”, narra.

    Para el estudio emplearon una de las variedades de caña reina (CC 85-92) del Valle del Cauca, adquirida en el Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia (Cenicaña), que sobre el tecnosol alcanzó niveles de concentración de sacarosa del 20 al 22 %, valores considerados como altos en la zona azucarera, donde cortan cuando ya están por encima del 18 %.

    El riego se estableció por goteo y con Fertirriego, una solución de nutrientes disueltos en agua que se liberan a partir de tubos distribuidos en el suelo. “Evaluamos los cambios en el sustrato y vimos que en algunas zonas el pH subió mucho. Eso no era favorable. Luego entendimos que el agua de riego normal tenía un pH de 8, por lo que empezamos a tratarla antes de regarla”, detalla la profesora.

    Los profesores esperan que el cultivo pueda proveer a los campesinos semillas mejoradas y originales. Así mismo extender el uso de la carbonilla, uno de los materiales residuales que arrojó mejores resultados para plantaciones, que contribuye al crecimiento de raíces y microorganismos, y que sería útil en zonas en las que la aplicación de fertilizantes es restringida, pues ayuda en la liberación lenta de nutrientes.

     Del cultivo obtendrán de 18 a 20 toneladas de tallos molibles y de 2 a 3 toneladas de hojarasca seca, que se debe encallar para el rebrote. “Aquí hemos recibido universitarios y les hemos mostrado que la minería podría tener cierres sostenibles. Incluso hemos quebrado y probado caña, y el sabor es igual al de toda la vida”, agrega el supervisor Ortiz.