Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia
/En los Montes de María la ganadería se está reconciliando con el medioambiente
Desarrollo Rural

En los Montes de María la ganadería se está reconciliando con el medioambiente

    En San Juan Nepomuceno (Bolívar), territorio marcado por el conflicto armado, los ganaderos de unas 50 fincas han reemplazado la tala y la quema por la siembra de árboles autóctonos de la región como guásimo, campano, totumo y roble morado, mejorando el suelo con nitrógeno y carbono, fomentando la biodiversidad con insectos como lombrices, caracoles o escarabajos, y preservando corredores ecológicos que conectan con el Santuario de Fauna y Flora Los Colorados.

    Después de la firma del Acuerdo de Paz de 2016 entre el Estado y las extintas FARC-EP, se crearon los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), una iniciativa que busca impulsar el desarrollo rural en zonas fuertemente afectadas por el conflicto para disminuir la pobreza y la falta de presencia estatal. En estas zonas se halla el municipio de San Juan Nepomuceno, territorio en donde se presentaron masacres como la de Los Guáimaros y El Tapón, ocurrida en 2022 y en la que 15 campesinos fueron asesinados, un crimen que todavía no se resuelve.

    Para dejar atrás estos episodios dolorosos en la memoria de sus más de 40.000 habitantes, y desde la firma de los acuerdos, se han impulsado proyectos de ganadería sostenible, práctica que promueve la preservación el medioambiente, mejora las condiciones de vida y la economía de los productores, y genera progreso en la comunidad.

    Así, la investigadora Carolina Rozo Campos, magíster en Gestión y Desarrollo Rural de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), llegó al territorio de la mano de la Fundación Herencia Ambiental Caribe, que trabaja con la comunidad de San Juan Nepomuceno desde antes del final del conflicto en 2016, para transformar la ganadería convencional, que arrasa con todos los árboles y genera erosión y degradación en los suelos.

    Para entender el daño imagínese un bosque seco tropical talado para que las vacas transiten libremente, pisando y aplastando el suelo. Sin árboles que lo sostengan, la tierra se vuelve compacta y vulnerable, y al llover, el agua arrastra la tierra dejando el terreno estéril y sin vida.

    Sin embargo, la Fundación viene trabajando con los propietarios de unas 50 fincas ganaderas en la transición hacia prácticas silvopastoriles, mediante las cuales se combinan árboles, pastos y animales en un mismo espacio, y así los árboles ayudan a proteger el suelo y proporcionan sombra, mientras que el pasto sigue creciendo entre ellos. Además los excrementos aportan nutrientes al suelo, creando un entorno más saludable y sostenible.

    La investigadora Rozo analizó 7 de estas fincas de mediana escala –un poco más de 30 hectáreas– y analizó muestras de suelo de terreno con ganadería convencional, como la que utiliza un sistema silvopastoril.

    Los suelos en las fincas con sistemas silvopastoriles mostraron un 0,49 % más de carbono y un 0,12 % más de nitrógeno que los de la ganadería convencional. Aunque estas cifras pueden parecer pequeñas, su impacto es grande: más carbono implica mayor fertilidad, mejor retención de agua y suelos más resistentes a la erosión, mientras que el aumento de nitrógeno favorece el crecimiento del pasto sin necesidad de fertilizantes químicos. En solo un año de implementación estos suelos ya muestran signos de recuperación, y en 5 o 10 años las mejoras podrían ser aún más significativas.

    La experta también halló un aumento en la presencia de lombrices y escarabajos, que cumplen un papel clave en la regeneración del suelo: las lombrices lo airean y facilitan la absorción de agua y nutrientes, mientras que los escarabajos contribuyen al reciclaje de materia orgánica al descomponer excrementos y restos vegetales, acelerando la formación de suelos fértiles.

    “Los resultados son muy promisorios teniendo en cuenta que las fincas escogidas llevan apenas un año implementando este sistema. Estos valores aumentarían y mejorarían la relación entre la ganadería y los corredores ecológicos como el del Santuario de Fauna y Flora Los Colorados, ubicado a solo 1 km de algunos de estos lugares”, indica la magíster de la UNAL.

    Mejor pasto optimiza espacio y calidad alimentaria

    Otro factor importante fue el tipo de pasto usado en estas fincas para alimentar al ganado, pues comparado con el de la ganadería convencional (Bothriochloa pertusa), que solo produce 11.525 kg/ha, el pasto Tanzania, usado en la práctica silvopastoril genera hasta 22.127 kg/ha, lo que se traduce en más alimento para las vacas en menos espacio.

    Este modelo no solo redefine la ganadería en los Montes de María, sino que además plantea una solución para muchas regiones del mundo que enfrentan problemas similares, ya que la metodología utilizada en estas fincas se puede replicar en otros municipios o regiones del país.

    Como asegura la investigadora Rozo, “aunque no se estudió la forma en que estos cambios impactan la calidad de la carne, el hecho de que los suelos sean más sanos y tengan más nutrientes, inevitablemente ayudará a que las vacas tengan una mejor producción, y por ende que haya ganancias tanto económicas para los ganaderos de la región, como en la calidad para el consumidor final.