En Latinoamérica el progresismo ha dejado atrás las bases del marxismo
Así lo afirmó Ricardo Sánchez Ángel, escritor, magíster en Filosofía y doctor en Historia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), durante la presentación de su más reciente obra, Hacia la independencia: De la Colonia a la República. Derechos, multitudes y revolución. “En Latinoamérica ha sido relegado el marxismo; su esencia revolucionaria ha sido sustituida por una agenda que no confronta las raíces del poder económico, sino que se centra en narrativas posmodernas que no generan un cambio estructural”, destacó.
Vale explicar que el pensamiento marxista –desarrollado por Karl Marx y Friedrich Engels– es una corriente filosófica, económica y política que analiza las estructuras sociales a través de la lucha de clases. Propone que la historia de la humanidad está impulsada por conflictos entre opresores y oprimidos, en particular entre la burguesía (propietaria de los medios de producción) y el proletariado (clase trabajadora). El marxismo critica el capitalismo por generar desigualdad, explotación y alienación, y aboga por una revolución que conduzca a una sociedad sin clases, en la que los medios de producción sean de propiedad colectiva y se eliminen las jerarquías económicas y sociales.
El libro es un profundo análisis histórico y político que revisita las raíces de la independencia latinoamericana y su significado como revolución en el contexto global. Según el autor, la derrota cultural e ideológica impuesta por el neoliberalismo ha desmantelado no solo los referentes políticos y sociales de las revoluciones pasadas, sino también las bases democráticas y populares que en su momento configuraron a las clases trabajadoras como actores fundamentales.
También destaca que la tendencia progresista desvía la atención de problemas fundamentales como la explotación laboral, la concentración del capital y la lucha por una transformación radical del sistema económico.
“El progresismo ha encontrado en las causas identitarias y medioambientales una bandera más fácil de sostener que las viejas reivindicaciones de justicia de clase. Pero el capitalismo, lejos de ser desafiado, se ha adaptado a estas demandas, integrándolas con su lógica de mercado”, reflexiona el autor en uno de los capítulos del libro.
El progresismo es entendido como una corriente ideológica y política que busca promover el cambio social, la justicia y la igualdad mediante reformas que amplíen derechos y oportunidades para todos. Generalmente defiende causas como la equidad de género, la protección del medioambiente, los derechos de las minorías, el acceso universal a la educación y la salud, y la redistribución de la riqueza para reducir la desigualdad. El progresismo se caracteriza por su énfasis en adaptarse a los cambios sociales y culturales, desafiando estructuras tradicionales consideradas como injustas o discriminatorias, con la intención de construir una sociedad más inclusiva y equitativa.
El autor alerta sobre el riesgo de que este enfoque desdibuje el ideal del marxismo. “Sin un análisis de clase claro y una acción colectiva organizada, los movimientos progresistas corren el peligro de convertirse en meros administradores del sistema actual”.
En su obra, el historiador argumenta que la independencia de América Latina debe ser comprendida como una revolución, aunque truncada y recortada en sus alcances. A través de un diálogo crítico con la historia tradicional, plantea que este proceso, a menudo relegado a un enfoque puramente político, debe ser reinterpretado a la luz de sus profundas implicaciones económicas, sociales y culturales.
Hacia la independencia: De la Colonia a la República. Derechos, multitudes y revolución no solo invita a repensar la historia de los procesos independentistas, sino que además plantea interrogantes sobre el futuro de las luchas sociales y políticas en Colombia y América Latina. En palabras del autor Sánchez, “la revolución es una disputa permanente de significados e intereses, y la historia de estas revoluciones es a su vez una gran controversia que no debemos temer abordar”.
El libro destaca las influencias internacionales en las revoluciones haitiana y española, las cuales marcaron el contexto de las luchas por la independencia en la región, que fue moldeada tanto por dinámicas internas –como las luchas afrodescendientes y los movimientos indígenas– como por procesos internacionales que impactaron directamente en su desarrollo.
Con esta obra, Ricardo Sánchez abre un espacio crucial para el diálogo sobre la memoria histórica, las transformaciones sociales y el papel de la academia en la construcción de un pensamiento crítico en tiempos de incertidumbre.