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Salud

En laboratorio obtienen células claves para tratamientos personalizados contra el cáncer

    Péptidos largos y combinaciones específicas de estímulos in vitro serían fundamentales para potenciar las células dendríticas, que combaten amenazas como el cáncer; esta condición se podría aprovechar en la creación de vacunas personalizadas contra la enfermedad. En pruebas de laboratorio se evidenció que estas estrategias aumentan la respuesta inmune contra tumores, pero su efectividad varía en cada paciente.

     

    Este estudio de la doctora María Alejandra Alfaro Marenco, magíster en Inmunología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), aunque preliminar, representa un paso importante hacia las vacunas contra el cáncer personalizadas. A diferencia de la quimioterapia tradicional, que aplica el mismo tratamiento a todos los pacientes con un tipo de cáncer determinado, la visión de la medicina de precisión es diseñar terapias adaptadas a las características biológicas únicas de cada tumor y sistema inmune.

    La clave de este avance está en unas células del sistema inmune llamadas dendríticas, que tienen una forma especial con proyecciones similares a las ramas de un árbol, de ahí su nombre. Estas capturan patógenos invasores o células tumorales y actúan como iniciadoras de la respuesta inmune, activando glóbulos blancos como los linfocitos T, ayudándoles a identificar y atacar amenazas como células infectadas con virus, bacterias o células malignas que puedan estar en el cuerpo.

    El problema es que las células dendríticas son difíciles de recuperar en el cuerpo humano porque están dispersas en tejidos como la piel y las mucosas, por eso los investigadores trabajan en obtener células muy similares en el laboratorio a partir de otras células más abundantes en la sangre como los monocitos.

    Precisamente a ese objetivo apuntó la investigación de la doctora Alfaro, quien aplicando estas metodologías obtuvo en laboratorio células dendríticas derivadas de monocitos para mejorar la inmunoterapia contra el cáncer.

    Para entender mejor cómo se pueden utilizar estas células en terapias, la doctora probó diferentes “formulaciones” de antígenos, es decir, las diversas formas en que se puede presentar un fragmento de tumor o patógeno a las células dendríticas para estimular una respuesta inmune. 

    Comparó el uso de péptidos cortos (fragmentos cortos de proteínas), péptidos largos, proteínas recombinantes (proteínas completas obtenidas comercialmente) e incluso células tumorales enteras, buscando determinar cuál de estas formulaciones generaba la respuesta más eficaz en los linfocitos T. 

    Un péptido es una cadena de aminoácidos, moléculas que se pegan una tras otra y que, dependiendo de su orden, genera compuestos distintos.

    “Cuando a los pacientes con cáncer los tratan con agentes de quimioterapia, los tumores empiezan a sufrir un proceso de destrucción y se liberan pedacitos de tumor que se ‘comen’ la célula dendrítica. Esta le muestra ese pedacito al linfocito T específico y él dice: ahora vamos a potenciar una respuesta contra los tumores”, explica la magíster en Inmunología.

    En la búsqueda de mayor eficacia

    Para obtener los monocitos se recolectaron muestras de sangre de donantes sanos. La doctora explica que “la elección de donantes sanos en esta fase de la investigación se basó en la necesidad de evitar las complicaciones que puedan tener las células inmunes de pacientes con cáncer, que a menudo presentan alteraciones en su sistema inmunitario”.

    “Cuando sacamos los monocitos de la sangre periférica, los ponemos en un plato de cultivo y les añadimos unas sustancias que se conocen como citoquinas, la morfología de los monocitos cambia en un proceso interesante: crecen, se estiran, etc.”.

    Luego de este proceso se mide la respuesta de estas células a través de citometría de flujo, una técnica utilizada en inmunología conocida con la que se pueden detectar moléculas en la superficie de las células, marcadores y también diferenciar un linfocito de un monocito. 

    Los hallazgos más importantes mostraron que los péptidos largos (fragmentos largos de proteínas) fueron especialmente eficaces para desencadenar una respuesta fuerte y rápida de los linfocitos T. Según explica la experta, “esto es esencial porque una respuesta robusta se traduciría en una mejor capacidad del cuerpo para combatir el cáncer”.

    La explicación que da el estudio es que, a diferencia de las proteínas recombinantes o las células tumorales, en las que la dendrítica tiene que “cortar” en el lugar preciso para generar el fragmento adecuado, los péptidos largos ya contienen la secuencia específica que necesita el linfocito T, lo cual le facilita reconocer el patógeno y también activarlo.

    La doctora también identificó que ciertas combinaciones de estímulos de estas células pueden favorecer un estado de “agotamiento” en los linfocitos T, disminuyendo su capacidad de respuesta, mientras que otras promueven una activación más efectiva. 

    “Identificar el coctel de citoquinas adecuado es fundamental, ya que queremos linfocitos T que no solo reconozcan el tumor, sino que además mantengan su capacidad de atacarlo. Sin embargo, estos resultados mostraron que las respuestas específicas de las células parecen ser diferentes entre de cada donante”, precisa.