Así lo revela Adriana Ardila Sierra, médica y doctora en Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), actual investigadora en el área de salud pública en la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (FUCS).
En la charla "Los 14 COVID-19 de Guainía: ¿subregistro o control?", organizada por el programa #SaludUNALContigo, de la Facultad de Medicina, la doctora Ardila informó que con el fin de recuperar la confianza en el sector salud del departamento, le pidieron al Instituto Nacional de Salud realizar nuevos análisis sobre las muestras de los primeros seis casos reportados, los cuales, tras un segundo tamizaje, resultaron negativos, junto con las pruebas de 85 contactos directos de cada uno de los positivos.
Estos sucesos afectaron la credibilidad en el modelo de atención en salud del Guainía y la toma de muestras en la comunidad. Además las cuencas hidrográficas de los ríos Inírida y Guainía, y las comunidades que no tienen centros de salud cercanos, aparecen como uno de los principales retos en cuanto a la vigilancia en salud pública.
La doctora Ardila trabajó en un proyecto financiado por Colciencias, cuyo objetivo general era analizar toda la experiencia del nuevo modelo de atención de salud en Guainía, MÍAS, implementado en 2016, el cual se puso como objetivo garantizar el acceso efectivo y de calidad, ya que había una gran problemática para el departamento.
Este nuevo modelo le apostaba a un enfoque de salud familiar y comunitaria, anunciaba un énfasis en la atención primaria en salud, una diversidad étnica y cultural, centrado en la gestión integral de riesgo en salud y con miras a alcanzar los mejores resultados en salud. A su vez se constituyó en un piloto nacional para zonas con población dispersa del país (para todos los departamentos de la Amazonia, junto con Chocó, San Andrés y Providencia).
Por eso uno de los objetivos específicos en la investigación era identificar posibles cambios en la situación de salud departamental que pudieran estar relacionados con este proceso de implementación.
"Allí el compromiso fue analizar al menos 10 indicadores de salud que fueran importantes en el territorio y ver cómo se comportaban a lo largo del tiempo", señaló la doctora Ardila.
Falta de insumos básicos
Antes de la pandemia los investigadores se encontraron con puestos de salud sin insumos mínimos y que se debían garantizar desde el primer día de funcionamiento del modelo MIAS. El 100 % de los puestos de salud debía contar con el 100 % de un listado de insumos críticos como equipos médicos, de prevención, pruebas de diagnóstico y tratamientos.
Sin embargo, muy pocos de estos insumos se encontraron al 100 %. Entre ellos, en el contexto pandémico llamaron la atención aquellos medicamentos básicos para infecciones respiratorias agudas, de los cuales solo se encontró con insumos necesarios y con fecha de vencimiento vigente en el 57 % de los puestos de salud que estaban funcionando durante el trabajo de campo.
"El clima de desconfianza que hay en las comunidades frente a los centros de salud es grave. Se ha señalado incluso que con el hisopo que se toma la muestra de COVID-19 se estaría inoculando el virus en las personas". Según la doctor Ardila la desconfianza es tanta, que un reporte equivocado puede lesionar gravemente la relación ya lastimada entre el sector salud y las comunidades.
¿Subregistro o control?
Ante las dudas sobre si los 14 casos reportados hasta ahora en el departamento muestran un subregistro o control, la doctora Ardila aclara que si bien se puede tratar de una situación controlada, no podrían descartarse falsos positivos. Además detalla que están predominando casos leves en la mayoría de los casos detectados por tamizaje, lo que podría ser parte de la respuesta.
También resaltó que las formas de organización indígena en el territorio pueden estar jugando a favor del bajo número de casos por COVID-19 en la zona, debido a su alta capacidad de comunicación entre ellos. No obstante, un nuevo aparente caso, proveniente de la zona de frontera con Brasil, encendería las alarmas y señalaría indudablemente subregistro, por tratarse de una zona sin tamizajes ni pruebas previas.