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Así lo anunció la profesora María Cristina Ardila, del Instituto de Ciencias Naturales, quien dirige la jornada de liberación de cocodrilos, o caimanes del Orinoco, que en esta ocasión será en el río Manacacías.
Las dos jornadas de liberación "desarrolladas conjuntamente con las facultades de Ciencias y de Medicina Veterinaria y Zootecnia, en coordinación con la Corporación Autónoma Regional del área de La Macarena (Cormacarena)" "permitirán elaborar el protocolo nacional de liberación de cocodrilos, el cual podrá adaptarse a otras especies de crocodílidos como babillas y cachirres", señaló la docente.
En esta segunda liberación se pasará de 4 a 15 ejemplares, y se espera que el próximo año se liberen al menos 30 más, con el fin de sacar esta especie emblemática de la Orinoquia de la categoría "en peligro crítico de extinción".
Tarea conjunta
La repoblación de esta especie ha sido una tarea conjunta con Cormacarena, entidad que tiene entre sus prioridades este proyecto, según indicó Iván Darío Escobar, quien "junto con Mauricio Torres y Carlos Parra" forma parte del equipo de apoyo de Cormacarena que ha venido apoyando todo el proceso de liberación de los cocodrilos que se encuentran en cuarentena antes de su liberación.
El funcionario de Cormacarena señaló que todo está listo para la liberación, evento en el cual estará presente la directora de esta entidad, Beltsy Barrera Murillo. Así mismo se espera la asistencia del ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, y de funcionarios de la Presidencia de la República.
Por su parte, la profesora Ardila manifestó que en estos momentos se está cumpliendo con las últimas pruebas sanitarias que se les deben practicar a los cocodrilos, para lo cual cuenta con el apoyo de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, en particular del profesor Carlos Moreno, responsable de los aspectos y protocolos médicos y clínicos de los ejemplares que serán liberados.
La coordinación del proyecto está en manos el doctor Rafael Moreno, especialista en manejo de estudios de poblaciones y encargado de hacerles el seguimiento a los animales que serán liberados, tal como lo ha hecho con los primeros 4 reptiles llevado hace dos años a La Macarena, también en el Meta.
Igualmente en la Estación Roberto Franco, de la U.N. en Villavicencio, un equipo de logística adelanta todos los aspectos relacionados con el traslado de los animales, el cual es coordinado por el ingeniero ambiental Willington Martínez.
En relación con el control médico, la profesora Ardila recordó que la semana pasada se les tomaron muestras de sangre y del intestino a los animales que serán embarcados hasta el río Manacacías, con el fin de descartar la presencia de bacterias, en particular de salmonella. Según los resultados, los animales deberán ser sometidos al tratamiento correspondiente: "es muy posible que sea necesario reforzar las dosis de medicamentos", explicó la docente.
De igual manera recordó que los animales elegidos para su liberación permanecen aislados para que no tengan contacto con el medio externo tradicional, y se les suministran alimentos vivos (peces), con el fin de que vayan ejercitando las mandíbulas para su desempeño en el hábitat natural al que pasarán en los próximos días. No obstante, recordó que si bien en la estación los animales generalmente comen peces muertos, cuando se les pone una presa viva la cazan inmediatamente.
En esta oportunidad, agregó la docente, se seguirá la misma técnica empleada con los primeros cuatro cocodrilos liberados en La Macarena.
Por su parte, Iván Darío Escobar manifestó que ya se cuenta con todos los recursos para el proceso de liberación, el cual fue calificado como un significativo paso adelante para la conservación de esta especie.