El ser humano está desapareciendo en manos del consumismo
Imagine una pareja moderna. En vez de disfrutar un momento juntos, cada uno está “pegado” a su celular revisando redes sociales o haciendo cualquier otra cosa que es foco de distracción, por ello se habla de que ahora las conexiones genuinas parecieran desvanecerse.
Para reflexionar sobre la pregunta ¿qué está pasando con el amor, el deseo y nuestras conexiones humanas?, el Comité Editorial de la Revista de Psicoanálisis, publicación anual de la Escuela de Estudios en Psicoanálisis y Cultura de la UNAL creada en 2021, invitó a más de 20 expertos nacionales e internacionales, entre ellos el filósofo francés contemporáneo Dany-Robert Dufour,profesor en Ciencias de la Educación en la Universidad de París VIII, director del programa del Colegio Internacional de Filosofía; el psicólogo de la UNAL Cristian Palma; y Andrea Teruel, licenciada y Doctora en Filosofía de la Universidad Nacionalde Córdoba (Argentina).
Algunos de sus aportes de dirigen hacia la idea de que la época actual está marcada por una sociedad obsesionada con comprar y acumular, es decir donde el consumismo marca el ritmo de la vida y las relaciones humanas parecen ser cada vez más superficiales.
Según las reflexiones expuestas en la Revista, estos comportamientos no son solo hábitos superficiales sino un reflejo de cómo el consumismo ha transformado las formas en que en las personas se relacionan y se vinculan emocionalmente.
Uno de los grandes autores referenciados en la publicación es el psicoanalista francés Jacques Lacan, quien sostenía que el consumismo actúa como una trampa en la que las personas caen para intentar llenar vacíos que, en realidad, no pueden ser colmados con bienes materiales.
“Todas las adicciones ilustran claramente esta dinámica: se privilegia el lazo, el nexo o el vínculo con el objeto de consumo compulsivo, dejando en un segundo plano, o incluso abandonando por completo, otros vínculos y relaciones. Tal como cualquiera lo puede notar: cuanto más se consume más consumido se queda allí”, sustenta el profesor Álvaro Daniel Reyes, director de la Revista.
El profesor Pío Eduardo Sanmiguel, editor de la Revista, anota que con estas publicaciones de gran rigor los investigadores utilizan el psicoanálisis como una lente para comprender estos fenómenos sociales. Su objetivo es ir más allá de las explicaciones superficiales y por ello profundizan en las estructuras psicosociales que sostienen este modelo de sociedad.
Por eso la publicación aborda conceptos como el amor, el deseo, el narcisismo y la cultura, siempre desde preguntas abiertas que invitan al lector a reflexionar sin buscar respuestas definitivas.
Lo que hoy se conoce como “el Jardín de Freud” años atrás fue precisamente un espacio en donde se discutían temas que no se podían tratar en las aulas, como por ejemplo de Sigmund Freud, conocido como el padre del psicoanálisis, pero también sobre Karl Marx y su crítica hacia el capitalismo, y una serie de movimientos políticos y sociales.
Un profesor de la Escuela de Estudios en Psicoanálisis y Cultura tenía su oficina justo con vista hacia el jardín, y después de múltiples intentos por encontrar un nombre surgió la propuesta para la revista: Desde el jardín, que capturaba la esencia de este proyecto intelectual.
Desde su primera edición hace más de 20 años, estas dos revistas han buscado ser un puente entre el psicoanálisis y la sociedad. Aunque su origen está en un espacio icónico de la UNAL, la revista El Jardín de Freud se ha convertido en una ventana para que cualquiera reflexione sobre preguntas fundamentales.
“Esta revista es un objeto de cultura y es consonante con el nombre en la medida en que lo que trabaja es aquello que en otros lugares no tiene lugar”, explica el profesor Reyes.
Además enfatiza en que cada edición plantea un interrogante –en este caso sobre el riesgo de lo humano– al cual no se le busca una respuesta definitiv sino más bien generar un punto de partida para la reflexión.
Uno de los aspectos que destacan en la revista son las colaboraciones con artistas plásticos colombianos, como la bumanguesa Beatriz González que a través de sus dibujos y pinturas representa la historia y cultura de Colombia.
“Hay una imposición o revelación en la gestación de cada pintura y de toda intervención artística de quien ocupa con su quehacer un lugar preeminente en nuestra escena cultural”, concluye el profesor Reyes.
Consulte aquí la edición 22 de Desde el Jardín de Freud, publicación de la Facultad de Ciencias Humanas.