Según el profesor Ortega, la historia muestra que en esa época también hubo una división generalizada, muy similar a la del "No" de 2016, cuando se votó el plebiscito por los Acuerdos de Paz: "construir una república era una osadía y no se sabía muy bien por qué apostarle a la soberanía del pueblo, ni se entendía qué era ser ciudadano, qué significaba ser representado. Tal situación produjo un estado de incertidumbre que hace 200 años permeó todas las clases sociales".
Dicho fraccionamiento también se reflejó en la Iglesia: una parte importante del alto clero estaba con la monarquía, con el "buen gobierno" del rey, mientras el clero de las parroquias, el de los pueblos, no pensaba así; algunos no querían continuar bajo un régimen y por eso se unieron a la campaña libertadora compartiendo los nuevos ideales con los feligreses.
La exposición "1819, un año significativo" recoge las voces de artesanos, mujeres, esclavos, clérigos y militares que vivieron la incertidumbre de esa época; la idea es que cada persona haga su propio recorrido y pueda ver las distintas historias rescatadas del Archivo General de la Nación, de la Biblioteca Nacional y de otros lugares en los que permanecen las memorias de esa época.
Se trata de un recorrido por 30 voces que cuentan ese 1819 y comunican desde su diversidad las razones por las cuales ese año resultó significativo.
Las voces de Juana, la esposa del carpintero de Bogotá; de Mariano, el liberto de la hacienda de Santa Gertrudis; del indígena Nasario en Cáqueza; de Isidora la chichera de Sogamoso y de Pedro el soldado de Belén, comparten un mismo escenario para contar cómo vivieron ellos las grandes trasformaciones acaecidas ese año.
En uno de los relatos está la voz de Juana Manuela Nieto, esposa de Juan Ángel Rodríguez, quien reclama ante la Secretaría de Guerra y Hacienda: "Mi marido está enfermo por haberle pasado una rueda de cañón en una pierna cuando comenzamos a trabajar por nuestra transformación política, habiendo sido soldado en la 1ª compañía de artillería ["] al cabo de mucho tiempo, se manejó con su oficio de carpintero ["] así lisiado, lo han violentado para que haga de veterano en la clase de artillero ["] a pesar de hallarse inutilizado por lo expuesto, no rehúsa de continuar sirviendo, pero de voluntario, trabajando en su oficio para sostenernos y estar pronto para, en un caso preciso, tomar las armas y defender hasta la misma muerte nuestros imprescriptibles derechos".
Las voces escenifican continuidades y rupturas con el antiguo régimen, además de contradicciones dolorosas en esa transformación. El horror de la guerra atraviesa el país y marca por igual a monarquistas y republicanos.
Como anécdota, el profesor Ortega relata la historia de Pedro José Figueroa, a quien en abril de 1819 le pidieron pintar a una importante figura de la monarquía; aunque él lo hizo, en agosto de ese año, cuando entraron las tropas, escondió el cuadro. Tiempo después los notables de Bogotá le pidieron pintar un cuadro en homenaje al libertador.
"Como el material era costoso, Figueroa decidió pintar la figura de Bolívar sobre el cuadro anterior, lienzo conocido como Bolívar con la América india. Con el tiempo la pintura comenzó a deslucirse, y detrás del vestido de la mujer apareció el rostro del español. Los dos futuros dentro de un mismo lienzo", cuenta el docente.
El conjunto de sentidos y posibilidades presentes en 1819 constituye el substrato sobre el cual se llevó a cabo el profundo reordenamiento político que los pueblos colombianos emprendieron para romper con las lealtades monárquicas y así darle vida a nuevas instituciones civiles y políticas.
El experto indica que, en definitiva, estas 30 voces le hablan a la Colombia de hoy, que más de dos años después de haber firmado el Acuerdo Final entre el Gobierno Nacional y las FARC sigue en la incertidumbre.
"El mensaje es que tenemos muchos futuros por delante. Escoger la guerra no es gratuito. Estas citas, en abstracto, cuentan el horror de la guerra. Por eso, más que celebrar, es reflexionar sobre la construcción del futuro de este país. En ese sentido, quisimos un Bicentenario más humano, más diverso desde las preguntas de sus actores, de los cuales aprendemos mucho y nos llenamos de posibilidades para nuestro futuro", concluye el docente.
La exposición temporal "1819, un año significativo", realizada con la curaduría del profesor Francisco Ortega y un grupo de jóvenes investigadores de los departamentos de Historia de la UNAL y de la Universidad Externado de Colombia, es una iniciativa del Museo Nacional de Colombia "Ministerio de Cultura" y la Asociación de Amigos del Museo Nacional. Estará abierta del 19 de julio al 18 de agosto en el Museo Nacional de Colombia.