En 2011 obtuvo el Premio Latinoamericano de Popularización de la Ciencia y la Tecnología por "Las Maletas del Museo", mini exposiciones contenidas en maletas comunes de viajero, que han recorrido el territorio nacional en bus, canoa e incluso, a lomo de mula, y han sido dedicadas a Gabriel García Márquez, José Celestino Mutis y Albert Einstein.
El profesor Betancurt afirma que el trabajo que se realiza desde dicho espacio no se enfoca solamente porque la gente aprenda ciencia, sino también que pueda acceder a ella a través del juego.
A comienzos de los años ochenta, este académico comprendió el sentido de esa afirmación, luego de ver las experiencias positivas de las demostraciones de ciencia realizadas desde el Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuando hacía una pasantía.
Luego de esa experiencia y otras más alrededor de este postulado, en 1984 abrió sus puertas el Museo de la Ciencia y el Juego de la Universidad Nacional, el cual durante tres décadas ha establecido programas, proyectos y actividades con el fin de divulgar y popularizar la ciencia y la tecnología.
Hoy el Museo es miembro fundador de la Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología en América Latina y el Caribe (Red Pop) y gestor de Liliput, una red de pequeños museos del área andina.
Aprendizaje y diversión
El Museo de la Ciencia y el Juego es reconocido por realizar grandes actividades como las exposiciones itinerantes por Colombia, con las cuales se han realizado más de 180 montajes alrededor del país.
Durante los años noventa funcionó el programa "Re-creo", en asocio con el Ministerio de Educación, enfocado en el diseño de material didáctico para mejorar la calidad de la educación básica. En esta iniciativa participaron 60 profesionales, en su mayoría docentes de la U.N.
Posteriormente, aparecieron estrategias como "Las Maletas del Museo", mini exposiciones que se guardan en equipaje de viajero y se han llevado hasta rincones más lejanos el aprendizaje de la ciencia al transportar la diversión en mula, bus, chiva o en canoa.
Pero también hay maletas didácticas como "Rumbo U.N." que maneja diferentes mecanos que ayudan al visitante a aprender jugando, resaltó el profesor Julián Betancurt. Aunque es para todo público, estas estrategias se enfocan en la población escolar y vulnerable.
En el último tiempo, y para celebrar el aniversario número 30, el museo realizó un convenio con el Instituto Distrital para el Apoyo de la Niñez y Juventud (IDIPRON), denominado "Juego Conocimiento y Convivencia", que contó con una exposición itinerante de 25 montajes interactivos en 15 Unidades de Protección Integral.
De esta propuesta se desarrolló la cartilla ¡Remakia!, que hace una reflexión sobre la pedagogía de la imaginación como una herramienta para el mejoramiento del aprendizaje en las aulas.
También, se creó el álbum ¡En la Juega!, el cual se divide en tres fases: "Déjame sano", descripción del cerebro y de su cuidado; "Parchando por Bogotá", que habla del patrimonio de la capital; y "Qué hay para la cabeza", que es una recopilación de juegos.
El Museo de la Ciencia y el Juego, de otro lado, se encuentra desarrollando el Proyecto "Ambiente, Energía y Salud: apropiación ciudadana sobre la influencia de la radiación ultravioleta en la vida cotidiana", con apoyo de Colciencias y en el que se trabaja con cinco instituciones educativas distritales.
En la actualidad, sigue funcionando la sala interactiva, compuesta por 45 montajes que invitan a los visitantes a jugar y aprender de una forma más espontánea, con burbujas, dibujos, ejercicios de ondas sonoras, entre otros.