El Jardín de Freud de la UNAL, espacio de paz y transformación
El Jardín de Freud, nombre que evoca al célebre psicoanalista Sigmund Freud, es conocido no solo por su ubicación dentro de la UNAL, sino por su simbología. Este espacio, que ha sido considerado un lugar de reflexión y reencuentro, continúa fortaleciéndose de manera colectiva, a través de iniciativas donde estudiantes, profesores y demás miembros de la comunidad universitaria son llamados para promover la convivencia y la diversidad.
La puesta en marcha de la estrategia “Los caminos del cuidado”, que se realiza cada jueves en diferentes puntos del campus, ha dinamizado dicho espacio y ha fomentado la apropiación de este y demás rincones de la Universidad.
“Estos espacios permiten que establezcamos diálogos en torno a muchos temas que aquejan a la comunidad universitaria y, haciendo uso de estas dinámicas podemos enfocar cada uno de nuestros esfuerzos en prevenir situaciones de violencia, consumo de alcohol y drogas ilícitas y demás”, señala un estudiante de la UNAL.
Entre las actividades más destacadas de esta apuesta se encuentran programas como "Vitalízate" en los que a través de la actividad física y el deporte se busca promover hábitos saludables, juegos autóctonos, concursos de habilidad, rugby y más, que permiten tanto a estudiantes como profesores y personal administrativo conectar con su entorno y entre sí.
Así mismo, este tipo de iniciativas contribuyen al fortalecimiento de la identidad universitaria, fomentando una cultura de cuidado mutuo y respeto por las diferencias.
En este sentido, el Jardín de Freud no solo representa un espacio de esparcimiento, sino también un reflejo del compromiso de la UNAL por garantizar que todas las personas, independientemente de su origen, orientación o creencias, encuentren un espacio seguro y respetuoso dentro de su comunidad.
La recuperación y resignificación del Jardín de Freud es una de las muchas iniciativas que están transformando la UNAL en un entorno cada vez más accesible y respetuoso con la diversidad. Donde a través de la construcción de comunidad fuera de las aulas, refuerza su misión de ser un espacio inclusivo y democrático, donde se promueve la equidad y se facilita la convivencia de diferentes perspectivas y estilos de vida.
“Los jueves de Freud podrían generar múltiples situaciones que atentan a la comunidad, por esta razón es que enfocamos cada una de las actividades y proyectos para prevenirlas, con el ánimo de construir espacios basados en la paz y la inclusión, donde cada miembro de la comunidad tiene la oportunidad de contribuir al bienestar colectivo”, indicó estudiante de la institución.
En este contexto, el Jardín de Freud se presenta como como un testimonio de la fuerza transformadora de la comunidad universitaria y de la importancia de reconocer los espacios como puntos clave para la construcción de una sociedad más justa y equitativa.