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Ciudad y Territorio

“El canto del agua”: sendero ecológico que rescató El Arenillo del conflicto armado

    Después de vivir cinco años de conflicto armado y violencia en su territorio, la vereda El Arenillo (Palmira, Valle del Cauca) les ofrece hoy a los turistas un atractivo recorrido ecológico que surgió del propósito de vivir en paz y reconciliación, de la mano con la innovación tecnológica.

    Aunque los pobladores de la vereda inauguraron el sendero ecológico “El canto del agua” en 2018, el recorrido era muy corto; hoy, gracias al apoyo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, no solo fue posible ampliarlo, sino también posicionarlo como uno de los principales destinos de la región de turismo ambiental y comunitario.

    El proyecto “Fomento de comunidades sostenibles en el manejo integral del agua en zonas rurales del Valle del Cauca” fue desarrollado por el Grupo de Investigación Prospectiva Ambiental y los estudiantes de Estrategias Educativas Ambientales de la UNAL Sede Palmira.

    En 2019, cuando trabajaban en este proyecto que mejoraba la gestión del agua y abastecía de energía sostenible a la vereda gracias a la construcción de nuevas tecnologías, le apostaron a magnificar el crecimiento turístico del sendero.

    La profesora Luz Stella Cadavid, Ph. D. en Ingeniería Ambiental y coordinadora del grupo, relató que con la asociación de mujeres comenzaron a ampliar los recorridos del sendero y a documentar toda la experiencia con el fin de promover la educación y el turismo ambiental del territorio.

    “Nos enteramos de que había una asociación de mujeres que tenían un sendero pequeño al lado del río Edén, uno de los afluentes del acueducto en el que estábamos trabajando, y pensamos que con las tecnologías que implantamos podríamos ampliar más este sendero para darle un importante sentido a toda la vereda en el cuidado del ecosistema y al turismo comunitario”, narra la docente Cadavid.

    Con esta idea se reunieron, realizaron varios talleres, visitaron las zonas, escucharon las historias y leyendas que se podrían contar en el trayecto, y utilizaron semiótica ambiental y señalética para resaltar el entorno.

    Un elemento destacado es la importancia de las mariposas y los árboles presentes en El Arenillo, junto con la función de la fauna de la quebrada El Edén. De ahí nació la estación “Naturaleza” que inspira el sendero.

    Ahora los turistas pueden recorrer autónomamente dos recorridos: uno corto, guiado, de 1,5 km de ida y vuelta en la parte baja de la vereda, y uno más largo, de 3 km, que llega hasta la parte alta.

    Además, “El canto del agua” cuenta con nueve estaciones y varias subestaciones donde los amantes y curiosos del turismo de naturaleza, cultural y ambiental podrán escapar de la rutina o la urbanización para escuchar las historias que la comunidad tiene por contarles, ver cómo las tecnologías mejoran su calidad de vida, y concientizarse de la importancia de mantener un territorio que superó el conflicto armado.

    El aporte que mejoró la calidad de vida

    El aporte más importante de la UNAL Sede Palmira fue transformar el sendero, mejorar la gestión del agua potable y residual y brindarle un módulo de energía solar y una microturbina hidráulica a la comunidad, para optimizar sus recursos públicos. El trabajo se ejecutó entre 2018 y 2020 con el apoyo de los Ministerios de Ciencias, y de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, además del trabajo de extensión solidaria de la Universidad.

    La docente Cadavid agregó que de la documentación e información recopilada produjeron un video y unas cartillas-manuales con las cuales la comunidad puede ayudar a guiar, orientar o encaminar a los visitantes del sector y a cuidar sus sistemas tecnológicos.

    Casi dos años después, “El canto del agua” recibe en promedio 65 visitas al mes, y cada recorrido ida y vuelta dura entre hora y media y tres horas.

    Los habitantes de esta vereda consideran el sendero como “ecomágico” por sus acueductos mejorados, el humedal para tratar las aguas residuales, el módulo y la microturbina de energía sostenible, que son una victoria de innovación en su territorio. No solo tienen una mejor calidad de vida, sino que también ofrecen un modelo de sendero ecoturístico diferente: “contamos la historia del sendero al tiempo que lo viven”.

    De ahí que “El canto del agua” sea un ejemplo de conservación ambiental, territorial, cultural y de turismo para otras comunidades rurales que quieran emprender y fortalecer procesos de turismo rural y de naturaleza”, concluyó el grupo de investigación.