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Desarrollo Rural

El agro debe superar las políticas improvisadas

  • En Colombia, el potencial agroforestal es de 22 millones de hectáreas y se emplean menos de 10 millones. La ganadería extensiva pastorea en más de 39 millones de hectáreas y se podría concentrar solo en 10 millones. Andrés Felipe Castaño/Unimedios

Maximizar la productividad no es el único reto que enfrenta la agricultura en el país. Las nuevas realidades del cambio climático, el agua, la inseguridad energética y alimentaria, el replanteamiento profundo de la investigación agronómica y hasta los cambios dietéticos tienen que ser ineludiblemente valorados.

Los sistemas de producción agrícola basados en la petroquímica y la mecanización comienzan a mostrar sus limitaciones: emiten demasiados gases efecto invernadero, consumen mucha energía fósil, y explotan y agotan los recursos naturales más rápido de lo que se renuevan. Hay incertidumbre en la seguridad alimentaria en el mundo.

Aunque bajo dicho modelo la producción de alimentos ha sido significativamente mayor en los últimos 50 años, se estima necesario aumentarla entre 70% y 100% más "sin incrementar sustancialmente los precios" para satisfacer las necesidades esperadas de la humanidad en los próximos 50 años.

Estas apreciaciones, agravadas por el crecimiento de la población, la globalización del sector agrícola y alimentario, el precio de los combustibles, la demanda de mayor calidad e inocuidad en los productos alimenticios, la distorsión en el sistema mundial de comercio agrícola, especialmente en países desarrollados (subsidios y restricciones al mercado internacional), el cambio climático, el incremento en la demanda por la carne en los últimos años, especialmente en economías emergentes (China e India), y la producción masiva de biocombustibles, entre otras, están causando una reducción en la obtención de productos rurales y conducen a que el nuevo contexto mundial sea "la escasez de alimentos, el descontrol de los precios de los granos, pánico en los mercados y temores bien fundamentados de la generalización del hambre en muchos países del África y el Sur de Asia"1.

El caso colombiano

La superficie total del país es de 114.174.800 hectáreas. El terreno de posible vocación agrícola es de aproximadamente 10.000.000, y se utilizan solo 3.869.311: de estas, 1.354.258 corresponden a cultivos transitorios y 2.515.052, a permanentes. El sector aporta el 12,47% del PIB total (2006) y genera 2,3 millones de empleos. Con algunas excepciones, presenta lento crecimiento de los rendimientos, aunque los factores productivos son abundantes: maíz (4,6 ton/ha vs. 9,3 en USA), banano (34,4 ton/ha vs. 52,5 en Centroamérica), hortalizas (16 ton/ha vs. 25 en Chile)2.

De acuerdo con una columna de Luis Arango Nieto, ex viceministro de Agricultura, publicada en Portafolio.com (2010), una de las razones que le han impedido a la agricultura colombiana tener un desarrollo acelerado son los grupos armados de narcoguerrilla y narcoparamilitarismo, generadores de inseguridad y violencia.

Sin embargo, cuando se van solucionando estos problemas "como sucedió en los ocho años de Seguridad Democrática", pero se improvisa en las políticas agropecuarias, el resultado no se traduce en un alto crecimiento. Durante el periodo 2002"2009, el área sembrada (sin café) creció a razón de casi 16 mil hectáreas por año, y la producción lo hizo en 200 mil toneladas promedio, mientras en el cuatrienio 1998"2002, el área promedio aumentó 70 mil hectáreas por año y la producción lo hizo en 825 mil toneladas.

Además, durante la Seguridad Democrática, las exportaciones agropecuarias, hasta el 2008, se habían estancado, en tanto que las importaciones crecieron significativamente3.

Tierras "ociosas"

El ineficiente uso del suelo contribuye al estancamiento agropecuario, y en la actualidad está empeorando. El potencial agroforestal es de casi 22 millones de hectáreas y se emplean menos de 10 millones. Por otra parte, la ganadería que pastorea extensivamente en más de 39 millones de hectáreas se podría concentrar en 10 millones. La inversión de dineros del narcotráfico en tierras ha llevado a una exagerada valorización, y este recurso se ha convertido más en una alternativa de inversión que en un factor real de producción. Es más rentable dejar las tierras ociosas buscando valorización que tomar los riesgos inherentes a la agricultura.

La concentración de la propiedad en unas regiones del país es consecuencia de tradiciones familiares y, más recientemente, de la penetración de los dineros del narcotráfico en todas sus formas. Por lo fácil de la administración, las grandes extensiones se dedican primordialmente a la ganadería y no a la agricultura. Esta alta concentración, combinada con los altos precios de la tierra, está impidiendo que potenciales productores (grandes, medianos y pequeños) entren en el negocio de la agricultura y contribuyan a darle un mayor dinamismo al desarrollo agrícola.

Un tema de amplio debate son los niveles de protección arancelaria combinados con los subsidios a la agricultura. Las experiencias internacionales han demostrado que las políticas proteccionistas y los subsidios son perversos por cuanto promueven la ineficiencia. Este es un elemento que ha impedido el crecimiento de la agricultura colombiana, pues da tranquilidad y seguridad a los productores para seguir conviviendo con la ineficiencia. Es por eso que, cuando se toca este tema, siempre sale a relucir la idea de que al quitar la protección se pierden muchos empleos. Si bien esto es cierto, las cosas hay que hacerlas gradualmente, pero siempre pensando cuánto se va a ganar en el largo plazo.
Con este panorama en el agro mundial y en el país en particular, la solución a este desafío no se reduce simplemente maximizando la productividad. Se tendrán que valorar las nuevas realidades del cambio climático, el agua, la inseguridad energética, los cambios dietéticos y el replanteamiento profundo de la investigación agronómica4.

Medidas para el agro en el trópico

En tanto parece muy probable que el calentamiento global beneficie a la agricultura de países desarrollados situados en zonas templadas, y tenga efectos adversos sobre la producción de muchos países en vías de desarrollo situados en zonas tropicales y subtropicales, se deberían adoptar medidas en varios frentes:
1) Para reducir las emisiones de gases que contribuyen a disminuir el efecto invernadero: eliminar los subsidios e introducir impuestos medioambientales en el uso de fertilizantes químicos y energía; hacer más eficiente el uso  de fertilizantes; mejorar la gestión de los residuos de los cultivos y del ganado; recuperar suelos degradados, y expandir la explotación agroforestal y la reforestación.

2) Para favorecer la adaptación al cambio climático: desarrollar y distribuir las variedades de cultivos en los que tenemos ventajas competitivas y razas de ganado resistentes a sequías, tormentas e inundaciones, temperaturas más altas y condiciones de suelos ácidos y salinos; mejorar el rendimiento en el uso del agua; promover las explotaciones agroforestales para aumentar la resistencia del ecosistema, y mantener la biodiversidad.

3) Para disminuir la inseguridad alimentaria: reducir la pobreza rural y urbana; mejorar el transporte y las comunicaciones en zonas vulnerables a desastres; desarrollar sistemas de advertencia temprana y previsión de tormentas; elaborar planes de preparación para auxilio y rehabilitación; introducir sistemas de uso de la tierra para estabilizar pendientes y reducir el riesgo de erosión del suelo y avalanchas, y construir viviendas, cobertizos para ganado y almacenes de alimentos por encima de los niveles probables en caso de inundación5.


1Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT), 2008.
2Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), 2008.
3"Un comparativo de las cifras del agro". En: Portafolio, 06-01-2010.
4Science News. ScienceDaily, 11-11-2010, Researcheu, 2009.
5Revista Agricultura y Medioambiente.