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Educación ambiental desde el colegio para prevenir incendios forestales en Vichada

    Con talleres, cuentos, dibujos y salidas de campo, el grupo de investigación Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (Ecolmod) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) busca que estudiantes de noveno grado se sensibilicen, reconozcan y se apropien de su territorio frente a la incidencia del fuego en los bosques del Vichada.

    La iniciativa Biofuegos Vichada no solo se enfoca en la investigación científica, sino también en acciones concretas como la educación ambiental de las comunidades locales, especialmente de los más jóvenes que llevan lo aprendido a sus hogares.

    Los incendios forestales en la Orinoquia son un problema recurrente que se ha venido agravado por la intervención humana y por factores climáticos como el fenómeno de El Niño, con impactos severos en la biodiversidad, el paisaje y la salud de las comunidades. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), entre 2002 y 2020 Casanare, Vichada y Arauca estuvieron entre los territorios con mayores áreas quemadas.

    Ante esta situación, el proyecto Biofuegos Vichada, financiado por el Sistema General de Regalías y liderado por Ecolmod, ha implementado una serie de estrategias participativas para reducir los incendios forestales, conservar la biodiversidad y promover el desarrollo regional en paisajes multifuncionales, entre ellas el componente educativo en pro de impactos positivos y preventivos ante los incendios recurrentes como los ocurridos en el Parque Nacional Natural el Tuparro.

    “El fuego es una reacción química que involucra oxígeno, calor y combustible. En el contexto de los incendios forestales, los combustibles incluyen toda la vegetación viva o muerta”, explica Alejandra Reyes, magíster en Ciencias Biológicas de la UNAL e investigadora de Ecolmod.

    Destaca además la importancia de que los estudiantes entiendan no solo la naturaleza destructiva de los incendios forestales sino también “los límites de los usos tradicionales y controlados del fuego en las prácticas agrícolas y silviculturales, que los niños reconocen en su cultura y territorio”.

    Dibujos y salidas pedagógicas para reconocer el paisaje

    El proyecto se ha centrado en los estudiantes de noveno grado de la Institución Educativa Eduardo Carranza, en Puerto Carreño. A través de talleres, dibujos, salidas de campo y actividades lúdicas, los estudiantes han aprendido conceptos básicos relacionados con los incendios forestales, las diferencias entre quemas controladas y fuegos descontrolados, y los impactos tanto negativos como positivos del fuego en el ecosistema.

    “Los niños identificaron el uso del fuego para cocinar, y también reconocen que se utiliza para quemar el pasto, para que el ganado se coma el rebrote, además de otras prácticas indígenas. Esto se evidenció en talleres de dibujo en donde los estudiantes incluían columnas de humo en sus paisajes”.

    “En la cultura llanera el fuego se ha usado tradicionalmente en las ‘quemas controladas’ para eliminar pasto y permitir el rebrote esencial para el ganado. Sin embargo, la idea es concientizar sobre el uso responsable del fuego para evitar que estas quemas se conviertan en incendios forestales. Esto es crucial, ya que las vastas distancias, las malas condiciones de las vías y la limitada capacidad de los bomberos en Vichada dificultan la extinción de estos incendios”, explica la magíster.

    Para lograr una comprensión profunda y práctica, el proyecto organizó salidas pedagógicas en las que los estudiantes recorren e interpretan el paisaje identificando elementos inflamables como hojas o troncos secos, y van aprendiendo a distinguir entre ecosistemas adaptados al fuego y aquellos sensibles a este. Estas actividades educan y sensibilizan a los jóvenes sobre la necesidad de manejar el fuego de manera responsable.

    Para el éxito de estas iniciativas es fundamental la colaboración del Cuerpo de Bomberos del municipio y de los profesores del colegio. “Nuestro objetivo es convertir a los estudiantes en replicadores de esta información, para que puedan llevar estos conocimientos a sus comunidades y trabajar juntos en la prevención de los incendios. También buscamos que los profesores integren esta temática en otras áreas del currículo escolar, fomentando un enfoque interdisciplinario en la educación ambiental”, señala.

    Contexto ecológico en malla curricular, desafío importante

    “Los Proyectos Ambientales Escolares (PRAE) son estrategias pedagógicas de las instituciones educativas que buscan promover la educación ambiental, pero por lo regular abordan temas generales como el reciclaje y el manejo del agua, que aunque también son importantes, es necesario incluir el componente del uso correcto del fuego en territorios como este, que presentan altos índices incendios forestales habituales y recurrentes. Por eso buscamos que el tema se incluya no solo en los PRAES sino también en la malla curricular, y que se relacione con cualquier materia”, indica.

    En ese sentido, el proyecto Biofuegos Vichada no se limita a la sensibilización, sino que además ha desarrollado materiales educativos, que se espera sigan replicando en el futuro, como una cartilla y el cuento Las aventuras de Pipo y Chilipo, que narra la historia de una danta que se enfrenta a los peligros de los incendios forestales y a los obstáculos en áreas quemadas, en busca de su mamá. Estas herramientas didácticas tienen como objetivo facilitar la enseñanza y asegurar que los conceptos aprendidos se mantengan vivos en la memoria de los estudiantes.