Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia
/Drenajes sostenibles, alternativa contra inundaciones en Manizales
Medioambiente

Drenajes sostenibles, alternativa contra inundaciones en Manizales

    Pavimentos permeables, tanques de detención y alcorques son algunos sistemas urbanos de drenajes sostenible (SUDS) que ayudarían a mitigar el impacto de los aguaceros en barrios como Chipre, Villa Pilar y Sacatín, al norte de Manizales, una ciudad en la que llueve alrededor de 258 días al año.

    La construcción de vías, viviendas, puentes o edificios, entre otras obras de desarrollo urbano, acaba con gran parte de las zonas verdes de las ciudades, como potreros, parques y jardines, los cuales absorben un 70 % del agua lluvia. Y es que el uso desmesurado del concreto genera una impermeabilización en los suelos que impide la retención, las absorción y el flujo natural del agua cuando llueve.

    Por eso a lo largo de las avenidas se instalan sistemas de alcantarillado, pero para hacerlo se requieren grandes extensiones de tubería, reposición de pavimento y maquinaria.

    Freddy Anderson Chacón Rosales, magíster en Ingeniería - Recursos Hidráulicos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, analizó la implementación de tres alternativas de drenaje no convencionales para una cuenca hidráulica en los barrios Villa Pilar, Chipre y Sacatín.

    Para mermar la afectación se deberían instalar: 103 alcorques inundables, que son unos cajones enterrados en los que se planta un árbol y tienen en el fondo un sistema de tubería que recolecta y transporta el agua; 320 m lineales de pavimento permeable, que admiten la infiltración permitiendo el paso del agua a través de esta para después descargarla al alcantarillado existente; y 20 tanques de detención, especie de cámara subterránea que almacena el agua antes de descargarla al sistema de alcantarillado.

    En un periodo de retorno a 25 años, los pavimentos permeables reducirían el caudal pico en un 25,6 % y los tanques de detención en un 13,78 %. En contraste, los alcorques reducen el caudal pico cerca del 1 %, aunque tienen otros beneficios indirectos –ecosistémicos y de comunidad– relacionados con la disminución de la impermeabilización del suelo, la regulación de temperaturas y el mejoramiento de la calidad del aire; además, combinando alternativas la reducción alcanzó el 17,48 %.

    En su trabajo, el investigador recopiló información topográfica, urbanística, catastral del sistema de drenaje y climatológica de la ciudad (seis estaciones hidrometeorológicas), y en el software Storm Water Management Model (SWMM) construyó el modelo hidrodinámico “estudio de los cuerpos de agua” para evaluar y simular 9 eventos de lluvias fuertes y moderadas y analizar el funcionamiento del sistema de drenaje urbano existente.

    Se identificó que entre 1953 y 2019 ocurrieron 14 inundaciones fuertes en la zona de estudio, así: 7 en Villa Pilar, 6 en Chipre y 1 en Sacatín, a pesar de que estos sectores cuentan con 17.458 m de tubería (11,33 % en PVC y 88,67 % de concreto) y 190,22 m de box culvert, o túneles para el drenaje del agua. Los suelos de estos sectores alcanzan un 80 % de impermeabilización.

    Además, en este sistema de drenaje hay 555 cámaras –alrededor del 30 % susceptibles a inundación– con 589 conductos –cerca de 240 superan el 93 % de la capacidad de las tuberías–, de los cuales unos 76 sobrepasan la velocidad máxima permitida de 5 m/seg, es decir que cuando llueve el agua viaja a 18 km/h. Esta situación afecta indirectamente los sistemas de drenaje por desbordamiento e inundación de la quebrada El Triunfo, a donde llega toda la red del sistema de alcantarillado.

    “El estudio de estos sectores indicó que hay 17 zonas críticas para todos los periodos de retorno estudiados, y en algunas cámaras se presentaron inundaciones que sobrepasan los 1.000 L/seg para eventos de lluvias fuertes y moderadas de más de 30 minutos”, menciona el ingeniero.

    “Al aplicar los SUDS en los periodos de retorno de 5, 10, 25, 50 y 100 años se podría mitigar en cierto grado el caudal pico y de inundación estimado, alcanzando valores incluso mayores al 80 % según las decisiones de las administraciones locales de implementar los sistemas a futuro”, concluye.