Distracción, la mayor causa de accidentes viales
El estudio mostró que la población femenina y de mayor edad son los más precavidos y cautelosos ante efectos distractores a la hora de conducir.
En cambio, la población que más se distrae conduciendo son jóvenes y adultos entre los 15 y 30 años de edad, ya que no miden la dimensión del riesgo, son más osados y temerarios en la carretera y no identifican los peligros de esta. Entre esta población, los hombres son más propensos a generar escenarios de accidentalidad.
Según el estudio, adelantado por el ingeniero civil Wilson Arias Rojas, estudiante del Doctorado en Ingeniería - Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, el 89 % de los accidentes de tránsito se presentan por falla humana y el 11 % por problemas mecánicos, factores climáticos y defectos en la carretera, entre otros.
Aunque estas colisiones son causadas por distintos factores, el principal es el comportamiento que los conductores tienen al desplazarse por las vías, además de los efectos distractores como el uso del celular.
“Que un 89 % de los accidentes sean por responsabilidad de las personas, es porque algo está pasando. Por eso a mí me interesó evaluar cuál era esa causa que generaba ese factor común en todo el mundo”, explica el investigador.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Nacional de Seguridad Vial, el grupo de población más vulnerable en accidentes viales son los jóvenes de 15 a 30 años, dentro de los cuales el 52 % son motociclistas, el 24 % peatones, el 12 % usuarios de vehículos y el 6 % ciclistas.
“Muestra de ello tiene que ver con el comportamiento y la conducta que asumen estos transeúntes en las vías públicas. Vemos que mientras el motociclista maneja está atendiendo una llamada o escuchando música con audífonos, o los ciclistas que no usan accesorios que los hagan visibles en la carretera”, afirma el ingeniero civil.
Para evaluar estos aspectos, el ingeniero Arias llevó a cabo un ejercicio experimental, en el cual, a través de un entorno simulado de conducción con un software, imitó diferentes escenarios.
El conductor tenía una silla ajustable, un timón de 27 cm de diámetro, pedales, tablero de instrumentos, controles con 6 cambios de velocidad más reversa, luces direccionales, limpiaparabrisas, luces, bocina, botón de encendido y dos espejos retrovisores externos, que permiten mostrar en tiempo real objetos y eventos que suceden detrás del vehículo.
Posteriormente, por medio de un sensor de actividad eléctrica cerebral, obtuvo en tiempo real la captura de las ondas cerebrales de los participantes en el experimento, mientras eran sometidos a un efecto distractor, como el envío de mensajes de WhatsApp.
“Lo que hicimos en diferentes ciudades del país fue realizar la prueba a hombres y mujeres entre 16 y 90 años de distintos estratos socioeconómicos y niveles educativos; el simulador nos mostraba cómo a medida que le llegaba un mensaje al celular el cerebro reaccionaba, ya que la onda cerebral se elevaba”, detalla.
La educación y el auge de las redes sociales y las nuevas tecnologías son, en parte, responsabilidad de las malas costumbres de los conductores, infiere el investigador Arias.
La investigación también evidenció que las personas de estrato social alto y de mejor educación son más conscientes de acatar las leyes de tránsito y tener una mejor compostura frente al volante.
Por último, el uso del celular mientras se conduce presenta un efecto negativo que se ve reflejado en los resultados del análisis del modelo propuesto.
El ingeniero Arias llama la atención a un mayor autocontrol de los conductores y sugiere que en un futuro este tipo de dispositivos se podrían instalar en los vehículos de manera muy económica con un chip que permita medir la concentración de los conductores.