Distracción, estrategia psicológica que regula las emociones negativas
Distracción es la palabra clave de esta estrategia que, como su nombre lo indica, mediante el uso de elementos distractores busca disminuir la respuesta emocional de las persona frente a situaciones inesperadas que resultan desagradables o negativas, como por ejemplo una presentación en público o simplemente ver un inodoro sucio.
El comportamiento del cerebro ante estas situaciones motivó al psicólogo Fernando Mora Quiroga, estudiante de la Maestría en Psicología de la UNAL, a explorar mediante un método experimental esta estrategia planteada por expertos en literatura especializada.
El ejercicio consistió en emplear un equipo de electroencefalografía compuesto por 32 electrodos que se ubicaron a lo largo y ancho de la cabeza de 30 jóvenes universitarios entre 18 y 24 años, mientras de manera sistemática se iban presentando imágenes con tres características diferentes: (i) contenido neutro, (ii) contenido aversivo, y (iii) contenido aversivo, pero aplicando la estrategia de regulación emocional de distracción.
El estudiante explica que “las imágenes neutras podían ser objetos comunes, como por ejemplo una silla, y las imágenes aversivas –con o sin distractor– por lo general eran de contenido violento o que generan repulsión. El distractor ocupaba alrededor del 5 % de la pantalla, y consistía en una operación matemática simple, frente a la que el participante debía informar si la respuesta era correcta o incorrecta”.
En total se distribuyeron 90 imágenes en las tres condiciones descritas. Se observó que las imágenes aversivas generaban mayor reactividad emocional en comparación con aquellas que tenían elemento distractor, e incluso la respuesta frente a las imágenes con la distracción podía ser más baja que aquellas que se encontraban en la categoría de contenido neutro.
“Esta respuesta neurofisiológica se caracterizó por ondas positivas de mayor amplitud registradas principalmente en regiones parietales a partir de los 300 milisegundos posteriores a la presentación de las imágenes”, anota el psicólogo.
Al final del experimento, las imágenes se presentaron de nuevo a los participantes, pero esta vez sin la operación matemática que fue el elemento distractor elegido, y se les pidió calificar la emoción en dos dimensiones: (i) Valencia, que hace referencia a qué tanto le agradaba, le desagradaba o le era indiferente la imagen proyectada, y (ii) Arousal, qué tanto lo activaba conductualmente.
Un resultado interesante de esta fase del ejercicio fue que las imágenes neutras activaron conductualmente poco a los participantes, mientras que las imágenes con el factor distractor fueron más altas frente a las neutras y las aversivas.
“Este resultado sugiere que el distractor fue efectivo para reducir la parte inicial de la respuesta emocional generada durante la primera presentación de las imágenes, de forma que una vez que se vuelven a presentar, esta vez sin el distractor, son interpretadas como novedosas para la persona”, señala.
Por su parte, la profesora Marisol Lamprea Rodríguez, directora de la tesis de maestría, indica que “la regulación emocional es un tema transversal porque todos la necesitamos para no actuar y tomar decisiones de manera impulsiva ante situaciones inesperadas. Esta estrategia, como se evidenció, es efectiva, y se podría seguir investigando sobre una posible aplicación en un contexto clínico para tratar a los pacientes”.