La articulación de la cadera está diseñada para que la cabeza del fémur o hueso del muslo empate correctamente en la cavidad de la pelvis (acetábulo); cuando esto no ocurre se origina la displasia de cadera.
El primer especialista que se enfrenta a esta variación es el neonatólogo, quien le practica al recién nacido movimientos de flexión y abertura de sus piernas (maniobras de Ortolani y Barlow) para comprobar la relación correcta o la forma anómala en la articulación de la cadera.
Durante los primeros meses, el pediatra puede detectar un desarrollo irregular de la articulación, que incide en lesiones posteriores durante su crecimiento.
La displasia de cadera se conocía como luxación congénita, pero hoy la llamamos evolutiva, pues se trata de un desarrollo anormal que se produce durante la gestación, el parto o después de este, aclara José Armando Amador Gutiérrez, ortopedista pediátrico de la Fundación Hospital de La Misericordia.
El novedoso método
Aunque la radiografía de cadera que se les practica a los bebés es útil, no permite interpretar fácilmente la displasia, pues en esta etapa de la vida aún no se ha formado el hueso de la cabeza del fémur o Centro Secundario de Osificación (CSO). Sin embargo, para el ortopedista Fabio Bernal, "con esa imagen se puede iniciar un tratamiento desde el nacimiento, y no esperar hasta los 6 ó 9 meses de edad, ya que se pierde tiempo valioso".
La ingeniera electrónica Liliana Mabel Peinado y el docente de ingeniería Diego Alexander Garzón Alvarado, a partir de ecuaciones matemáticas, diseñaron un modelo computacional que permite evidenciar, desde antes del nacimiento, cómo evoluciona la formación de la cabeza de los huesos. De esta manera, se podrán pronosticar enfermedades como la displasia.
El modelo integra factores mecánicos y biológicos, y lo que hace es simular el crecimiento y evolución del extremo o cabeza de los huesos (epífisis) para determinar el desarrollo del CSO, motor del progreso de la epífisis que se forma desde los primeros días del periodo posnatal hasta el final de la pubertad, cuando cesa el crecimiento.
Los factores biológicos se refieren, por ejemplo, al péptido (sustancia orgánica con moléculas similares a las de las proteínas) relacionado con la hormona que segregan las paratiroides (glándulas situadas en el cuello). Los mecánicos, a las fuerzas que ejercen los músculos sobre la epífisis de un hueso al realizar un movimiento. "La interacción entre estos dos factores modula el proceso de aparición y desarrollo del CSO", explica el ingeniero Garzón, director del Grupo de Modelado y Métodos Numéricos en Ingeniería del Departamento de Ingeniería Mecánica y Mecatrónica de la UN.
"Nuestro modelo se basa en las denominadas ecuaciones de Reacción"Difusión, que nos permiten deducir el patrón de crecimiento del CSO bajo ciertas condiciones de carga y de concentración de factores biológicos (hormonas)", puntualiza la ingeniera Peinado.
Así, se puede predeterminar qué sucede si un bebé tiene un déficit de cierta hormona o si la carga que soporta el hueso es inferior o excede un rango para un óptimo desarrollo óseo.
Factores presentes en la displasia
La causa de la displasia de cadera es aún desconocida, pero los ortopedistas han podido detectar ciertas condiciones que prevalecen durante su diagnóstico:
"La herencia, es decir, cuando se transmiten genéticamente células de las características anatómicas y fisiológicas al descendiente; los antecedentes del embarazo, pues la displasia es más frecuente en bebés primerizos, ya que el útero de la madre es pequeño y por lo tanto el espacio que tienen para moverse es reducido; los niños que nacen con bajo peso; los embarazos múltiples por el espacio intrauterino, y la posición en la que viene el menor, de nalgas o pies, que disminuye el líquido amniótico", asegura el profesor Amador.
La displasia es más frecuente en las mujeres que en los hombres. Según el docente, "la relación es de ocho a uno". También incide la raza, ya que investigaciones han hallado que los blancos son más susceptibles a presentar esta anomalía que los de raza negra, los chinos y los coreanos.
Tratamiento
"Para determinar el grado de displasia en un paciente se aplica el modelo Centro Borde de Amador, que consiste en medir la cavidad y dimensiones de la pelvis", explica el ortopedista Bernal. Señala que durante su crecimiento, la cadera baja el índice de la cavidad un grado por mes: "Nacemos con 30 grados que van disminuyendo hasta 22 antes del año. Las caderas displásicas reportan más de 30 grados en las mediciones".
Cuando el niño nace y se detecta esta irregularidad, se debe seguir un tratamiento que consiste en ponerle aparatos ortopédicos para acomodar su cadera en una posición fija de abertura y flexión. Ello se debe mantener hasta que el paciente camine.
Si durante los tres primeros años no hay respuesta frente al tratamiento ortopédico, hay que recurrir a una cirugía para poner la cadera en posición normal.
"Cuando la displasia no se atiende tempranamente, con el tiempo la cadera se conduce hacia la artrosis, que conlleva a reemplazos articulares a corta edad", enfatiza Bernal.
El modelo matemático diseñado por los profesionales de la Universidad Nacional es el primero en el mundo que predice mecánico"biológicamente todas las etapas histológicas del crecimiento de la epífisis.
"Es un aporte a la medicina, ya que le permite a los especialistas actuar con rapidez frente a la detección intrauterina de enfermedades en los huesos, y llevar a cabo tratamientos que eviten enfermedades articulares durante el crecimiento", concluyó el ingeniero Garzón.