En la convocatoria del concurso internacional "Kindergarten Rehabilitation in Bolivia", la asociación francesa ARCHsharing propuso "en asociación con la Fundación Techo Bolivia" el diseño de un jardín infantil en el distrito de La Arboleda de Fátima, en la ciudad de Santa Cruz, el cual debía ofrecer un lugar lúdico y de calidad.
Andrés Francisco Rengifo, arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), es uno de los integrantes del equipo concursante que obtuvo el tercer lugar entre cerca de 300 propuestas de estudiantes y arquitectos de diferentes países.
Para alojar a tantos niños como fuera posible era necesario rehabilitar los dos edificios existentes y una extensión de 100 m², además de proporcionarles un patio al aire libre.
"En torno a la gran aula están ubicadas otras en función de cada una de las edades de los niños y también un área de servicios complementarios "como administración, cocina y enfermería" cubierta por un techo curvo", comenta el arquitecto, quien con sus compañeros resultaron finalistas en este concurso.
El sitio incluye dos edificios en desuso que solían formar la antigua escuela, además de un gran campo deportivo cubierto poco usado y que integra la propuesta de ampliación y rehabilitación.
"Para realizar la restauración calculamos cuántos niños podríamos albergar en los dos edificios en contraposición con la cancha de fútbol, y llegamos a la conclusión de que podíamos albergar el doble de niños interviniendo la cancha en vez de los dos edificios, y por eso decidimos demolerlos", comenta el arquitecto, quien señala que la propuesta tuvo que ajustarse a un presupuesto de 10.000 dólares.
En el espacio que dejan los dos edificios se propuso un lugar de juegos para los niños, quienes también estarían en contacto con la naturaleza, utilizada como cerramiento para reemplazar los muros de concreto.
Agrega que "nuestra idea es que desde muy pequeños los niños tengan una aproximación a la riqueza de la biodiversidad de la zona. Además estos espacios traen beneficios educativos para los pequeños, pues es enriquecedor no estar toda la jornada en un aula".
Guardianes del jardín
En este proyecto se buscó eliminar la figura del profesor, lo que abre la posibilidad de que personas de la comunidad participen en el cuidado de los menores, "una figura de guardián que voluntariamente cuida de los niños, a través de un tipo de divisiones construidas con palos de diferentes alturas, que demarcan el espacio de las seis aulas".
La particularidad de este concurso es que la demanda fue una iniciativa de los vecinos, pues no tienen una guardería en el barrio; la gestión se entregará al director de la escuela adyacente y al grupo de madres de los vecinos del barrio.
En este proyecto, catalogado como uno de los mejores entre las 300 propuestas, participaron los estudiantes de Arquitectura de la UNAL María Sofía Blanco Giraldo, Ricardo Elías Baracaldo Guerrero y Jorge Andrés Álvarez Bernal.
Para los jurados del concurso este proyecto fue sin duda una muestra de innovación y contribución a lo que está demandando el mundo de la arquitectura. El comité quedó gratamente sorprendido con este diseño y "con el talento de estos prometedores arquitectos".
"Nuestro proyecto estaba muy completo en cuanto al sistema educativo que proponíamos a través de la estructura y de la utilización de los espacios, que resultó bastante práctico frente a otras propuestas", concluye la estudiante María Sofía Blanco.