Desigualdad de acceso a agua potable en Colombia alcanza un 25 % entre zonas urbanas y rurales
Según el estudio de Andrea Yolima Bernal Pedraza y Winston Manuel Licona Calpe, investigadores del Centro de Pensamiento en Cultura, Territorio y Gestión (CPCTG) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Manizales –publicado en la revista Territorios–, el acceso al agua potable en Colombia presenta disparidades alarmantes: mientras en las zonas urbanas el 98 % de la población tiene acceso al servicio de agua potable, en las áreas rurales este porcentaje desciende al 73 %.
Esta brecha de 25 % resalta la urgencia de mejorar la infraestructura y la gestión del agua en el ámbito rural, establecida a partir del análisis de datos institucionales como el censo del DANE en 2018.
“A pesar de los avances en las políticas de abastecimiento de agua, la calidad del recurso también es motivo de preocupación: se estima que el 39,2 % de los hogares rurales no cuentan con un servicio de agua de calidad adecuada, lo que expone a estas comunidades a problemas de salud pública y a un incremento en enfermedades relacionadas con el agua”, destacan los autores del estudio.
En este contexto, el profesor Licona, director del CPCTG, y la profesora Bernal, experta en gestión del agua, subrayan que “a pesar de los esfuerzos realizados en políticas públicas, el acceso equitativo al agua sigue siendo un desafío crítico que afecta especialmente a las comunidades rurales”. Sus afirmaciones ponen de relieve la necesidad de priorizar el acceso a agua de calidad en estas zonas, donde las condiciones de vida son más vulnerables.
En Colombia la urbanización rápida y descontrolada ha contribuido a disminuir la disponibilidad de agua. La conversión de suelos rurales en áreas urbanas ha llevado a reducir las fuentes hídricas, afectando la recarga de acuíferos y la disponibilidad de agua para el consumo humano. Según el artículo, en la última década las cuencas hidrográficas que rodean las grandes ciudades han visto una reducción del 25 % en su capacidad de almacenamiento de agua.
En particular, se ha identificado que las fuentes hídricas en Honda y Guaduas están experimentando una presión creciente, lo que afecta tanto la calidad como la cantidad del agua disponible para las comunidades que dependen de estos recursos.
Los autores proponen una serie de recomendaciones para abordar estos problemas, entre las que se destaca la necesidad de implementar políticas integrales de gestión del agua que incluyan a las comunidades tanto urbanas como rurales. Esto implica fortalecer la infraestructura hídrica, promover el uso sostenible del agua y garantizar la participación de las comunidades en la toma de decisiones.
El profesor Licona enfatiza en que “la gestión del agua debe ser un esfuerzo colaborativo que integre a todas las partes interesadas, desde las autoridades hasta las comunidades locales. La participación de los ciudadanos es esencial para garantizar la sostenibilidad del recurso”.
Menciona además que su equipo trabaja en un proyecto que busca involucrar a las comunidades en la discusión sobre la gestión cultural del agua, resaltando la importancia de integrar las expresiones culturales en la planificación del recurso hídrico.
Además, se hace un llamado a la inversión en tecnologías limpias y sostenibles, así como campañas de conciencia de la población sobre la importancia de este recurso, que puedan ayudar a mitigar la contaminación y mejorar la calidad y uso del agua.
El Centro de Pensamiento en Cultura, Territorio y Gestión estará presente en la COP16 celebrada en Cali, en donde presentará su proyecto “Diálogos itinerantes en cultura, territorio y gestión: problemas y articulación de la gestión cultural del agua desde lo local para el desarrollo sostenible de los territorios”. Este evento proporcionará una plataforma para discutir las estrategias de gestión local del agua y su relevancia en el contexto del desarrollo sostenible.
La situación del acceso al agua potable en Colombia es alarmante, ya que un 70 % de los ríos del país presentan algún nivel de contaminación, según informes del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam). Este problema se agrava por la falta de tratamiento adecuado de aguas residuales, ya que cerca del 80 % de las aguas residuales generadas no son tratadas antes de ser vertidas en los ríos.
Esta contaminación no solo compromete la salud pública, provocando enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias, especialmente en niños, sino que además afecta la biodiversidad acuática y los ecosistemas relacionados. Para abordar esta crisis es fundamental implementar esfuerzos coordinados en saneamiento, tratamiento de aguas residuales y protección de fuentes de agua, así como fomentar la educación y concienciación en la población.