Desierto de la Tatacoa, la estrella principal de El firmamento sobre Colombia
Buscando un lugar en donde se pudiera observar el cielo nocturno y hacer astrofotografía, 4 expertos de la UNAL eligieron el desierto de la Tatacoa, primero en el país declarado como “Destino turístico starlight de cielos oscuros”, es decir, ideal para el “turismo de estrellas”, que también se realiza en otros 56 lugares del mundo, entre ellos Antofagasta (Chile), Alqueva (Portugal), Nueva Escocia (Canadá) y la Sierra de Cádiz (España).
Alejado de la contaminación lumínica, la “limpieza” del firmamento del desierto ha motivado a investigadores y aficionados nacionales e internacionales –entre ellos de la UNAL– a visitarlo con cierta frecuencia, no solo para hacer observación astronómica sino también para capturar imágenes de objetos astronómicos.
Este es el caso de Andrés Felipe Molina, físico de la UNAL y astrofotógrafo integrante del proyecto Starlight Tatacoa; Nelly Cristina Quiazúa Merchán, ingeniera industrial estudiante de la Maestría en Astronomía; Andrea del Pilar Portela, bióloga experta en el estudio de hongos macromicetos; y Santiago Vargas Domínguez, profesor del Observatorio Astronómico Nacional (OAN), autores de esta guía celeste que sumerge al lector en el misterioso universo que se despliega sobre su cabeza.
“¿Quién, en sus momentos de contemplación al aire libre, no ha levantado su mirada al cielo y se ha preguntado qué hay más allá? Pues bien, uno de los propósitos de esta publicación es convertirse en una guía que permita conocer aquellos objetos que vislumbramos”, señala el astrofotógrafo Molina.
También recuerda que en 2018 la UNAL, a través del OAN, jugó un papel fundamental en la certificación del desierto como Destino Turístico Starlight, concedido en 2019 por la Fundación Starlight, creada por el Instituto de Astrofísica de Canarias (España) con el respaldo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la Organización Mundial del Turismo (UNWTO) y la Unión Astronómica Internacional (IAU).
“Durante casi un año fuimos una semana al mes, en la semana de luna nueva, cuando el cielo está más despejado, para registrar lo que sucedía en la bóveda celeste de esta zona de 330 km² de extensión; por ejemplo, medimos la luminosidad; luego hicimos el análisis estadístico de la información tomada para proceder al mencionado proceso de certificación”, relata la bióloga Portela.
Gracias a este proyecto se obtuvieron excelentes fotografías de varios objetos celestes como nebulosas, cúmulos y demás, y se dieron cuenta de que en el país no existía una publicación que reuniera tales registros de un lugar colombiano.
Así, con el financiamiento de la UNAL, en 2019 retomaron las visitas al desierto para centrar su interés solo en la captura de objetos en lo que hoy es el libro El firmamento sobre Colombia.
Estos son especiales porque se conocen como “objetos Messier”, un listado de 110 objetos astronómicos confeccionado por el astrónomo francés Charles Messier entre 1774 y 1781, varios de ellos muy importantes.
El físico Molina afirma que “por ejemplo, en el libro registramos Messier 31, la galaxia de Andrómeda, que es la puerta para poder entender el universo, ya que antes de su observación detallada todo nuestro universo era solo la Vía Láctea, pero Messier 31 es otra galaxia con cientos de miles de estrellas dentro”.
“Obviamente en la Tatacoa no registramos los 110 objetos Messier, pero sí conseguimos una exploración parcial muy completa”, aclara.
Con respecto a las épocas de observación, los autores anotan que el libro ofrece información relevante para saber en qué momento es mejor apreciar tales objetos, pues no se observan bien durante todo el año; por ejemplo la galaxia de Andrómeda se ve a simple vista.
De igual manera, “así como Messier catalogó sus objetos por grupos, en la publicación nosotros lo hacemos por capítulos, entonces hay uno dedicado a las galaxias, otro para los cúmulos y otro para las nebulosas”, menciona la estudiante Quiazúa.
No deje pasar la oportunidad de adquirir esta obra pensada para todos los públicos, pero especialmente para los más jóvenes. Y cuando visite el desierto de la Tatacoa, además del agua y el protector solar, no olvide dejar espacio en su maleta para algún binocular o telescopio, ¿quién quita que se tope con algún objeto celeste cuando levante su mirada al firmamento?