Desafiante topografía manizaleña obligó a “quebrar la casa” para adaptarla a la montaña
Los hallazgos de esta observación se recogen en el libro Entre tipos y tópos: Recurrencias arquitectónicas de la casa urbana de montaña, resultado del trabajo desarrollado por el grupo de investigación Arquitectura, Ciudad y Territorio con la participación de estudiantes vinculados a los semilleros Casa Urbana de Montaña, e Investigación en Arquitectura, adscritos a la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales. En diciembre de 2023 este trabajo –publicado por la Editorial UNAL– fue premiado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos en la categoría “Investigación teoría y crítica”.
En el trabajo de campo se identificaron al menos 100 viviendas con una tipología arquitectónica doméstica particular: la repitencia, “una característica que influye en el desarrollo de las viviendas desde la planificación y la funcionalidad de los edificios para integrarse armoniosamente con las características del entorno”, explica la profesora Isabel Llanos Chaparro, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNAL Sede Manizales.
La experta señala que “para hablar de la casa urbana de montaña en Manizales es necesario comprender que los ‘tipos’ se refieren a la forma de edificar, incluyendo la planificación y el diseño, mientras que los tópos son el vínculo orgánico entre el territorio, su carga simbólica, histórica y cultural. Ambos conceptos están relacionados con la idea de que un lugar no es simplemente un espacio físico que se ocupa”.
La investigación, en la que también participaron los arquitectos Edison Henao Carvajal y Daniel Bárcenas Duque, de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, se centra en la mitad del XX -entre 1950 y 1970-, un periodo importante para Manizales, ya que esta suele ser considerada como la época de oro de la arquitectura.
La publicación está conformada por dos capítulos: en el primero se presentan las particularidades del tejido urbano, la vivienda unifamiliar y sus condiciones de habitabilidad, y en el segundo se analizan las obras y los proyectos de las series ejecutadas por las firmas locales de arquitectura.
Así, entre los hallazgos destacados se encuentra que las firmas de arquitectos Vélez-Villegas y Gómez-Botero repitieron la acción de modificar la casa para adaptarla a la montaña, es decir “quebrar la casa”, con lo que se consolidó la casa-escalera y la casa-rampa como soluciones arquetípicas.
Con este propósito, los investigadores exploraron diversas alternativas de relación espacial, reconfiguraron los elementos de la casa, introdujeron el vacío en ciertos contextos y realizaron intervenciones en el entorno natural circundante. Por otro lado, las firmas Gutiérrez-Arango y Gómez-Ángel experimentaron con alternativas para regularizar el suelo, descomponer el volumen, liberar el espacio y proyectarlo hacia el exterior, logrando así la consistencia de la casa-podio.
Las viviendas analizadas se ubican en los sectores de Los Agustinos; El Cerro de Oro; la zona occidente y suroccidente de Manizales; la Plaza de Bolívar; el sector del centro; los Suburbios de Manizales, cerca al nevado del Ruiz, el Nevado El Cisne y el Nevado Santa Isabel; la avenida Santander; el sector de “El triángulo”; los barrios Versalles y Lleras; la Casaquinta “El Castillo”; el sector Palogrande; La Francia, desde el sector de Chipre; el Parque Olaya Herrera y la meseta del barrio La Castellana; las Casas Robert Vélez, Lino Jaramillo, Germán Vélez, Clara Mejía, Arturo Botero, Gonzalo Araque, Kevin Ángel y Luis Prieto, desde el Bajo Tablazo hasta la Planta de localización, entre otros.
“El desarrollo del centro de la ciudad se guio por un trazado en damero que seguía las pendientes de manera continua. Sin embargo, esta configuración resultó insostenible a medida que la meseta se llenaba de casas y las cañadas eran cubiertas. Al ocupar mucho espacio y colindar con el borde de la montaña, se percibió que no era viable mantenerlo y por eso se optó por un trazado que se adaptara a las sinuosidades y curvaturas de la topografía, ya que las condiciones particulares de estos asentamientos hacen que los lotes sean irregulares. La edificación misma establece el orden urbano, lo que hace poco probable encontrar lotes similares”, explica la profesora Llano.
Con respecto a la distribución del espacio, se destaca que en el primer nivel se encuentra la separación entre el salón, el comedor y los servicios, mientras que en el segundo nivel se sitúan las habitaciones. Además, se destaca la presencia del hall y el corredor de circulación, que fomentan la independencia en los accesos a cada una de las estancias.