Así lo declaró la experta Asa Christina Laurell, en su segunda conferencia sobre "Salud pública y globalización", en la Universidad Nacional.
Según Laurell, la globalización ha abierto fronteras, pero no ha sido sinónimo de igualdad, "pues se ha regido bajo los términos de flujo de dinero, capital y mercancía, dejando claro que los aspectos no relacionados con la industria no se desarrollan. Esto ha llevado a que la salud se vea como un objeto lucrativo más".
El fenómeno es vigente en las mismas facultades de medicina donde las investigaciones, en muchos casos, se hacen por petición o contratación de grandes empresas farmacéuticas, a quienes les interesa mover un mercado específico.
"Un ejemplo de lo anterior es la sobredimensión de la pandemia AH1N1 en México, pues era un virus poco peligroso que tuvo el infortunio de ser mal manejado ya que se proporcionaron medicamentos que realmente no funcionaron en su momento y vacunas que causan efectos secundarios complejos", explicó Laurell.
Es así como el beneficio de la salud se ve limitado a quien puede pagarla, dice la académica, agregando que: "Según el sistema, cada quien obtiene lo que se merece de acuerdo a su capital económico, afianzando el concepto de salud individual mas no pública", afirmó la experta.
¿Cómo no caer en los efectos de la globalización?
Según la experta en salud pública, para lograr un efecto menor sobre la presión que ejerce la globalización, los países deben tratar de desvincularse de los grandes organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Mundial del Comercio.
"La idea es tomar el control de la Nación para lograr una soberanía, esto lo han hecho países como Argentina, Chile y Brasil, logrando tener el control de sus entidades de salud", aseguró Laurell.