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Política y Sociedad

Delegaciones de víctimas quieren seguir aportando al proceso de paz

  • Las visitas a La Habana fueron el medio para que los actores involucrados en el conflicto armado reconocieran la dignidad de las víctimas. - Fotos: Víctor Holguín / Unimedios

  • La participación de las víctimas en las negociaciones de paz no tiene precedentes en el mundo.

  • Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Dialogo de paz de la U.N.

  • Fabrizio Hochschild, coordinador residente y humanitario de las Naciones Unidas en Colombia.

  • Monseñor Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.

Un total de 36 mujeres y 24 hombres provenientes de 25 departamentos de Colombia, además de 10 víctimas representativas del nivel nacional, participaron en las delegaciones que viajaron a La Habana (Cuba).

El balance al término de las visitas de las víctimas a Cuba fue presentado en rueda de prensa, por el profesor Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Dialogo de Paz de la U.N.; Fabrizio Hochschild, coordinador residente y humanitario de las Naciones Unidas en Colombia; y monseñor Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. 

Los organizadores afirmaron que estas visitas no han sido un fin en sí mismo, sino el medio para que los actores involucrados en el conflicto armado reconocieran la dignidad de las víctimas y la responsabilidad por los daños causados. 

De igual manera, constituyeron el espacio para que los acuerdos se reorienten a la realización de cambios para evitar su repetición y definir la adopción de las acciones necesarias que conlleven a restaurar los derechos de las víctimas. 

En relación con los hechos victimizantes, el balance muestra que las violaciones al derecho a la vida -ejecuciones extrajudiciales, incluidos los falsos positivos y las masacres- representaron el número más alto de hechos presentes en La Habana, seguidos del desplazamiento forzado. 

Asimismo, se hicieron presentes víctimas de accidentes por minas antipersona, de reclutamiento y vinculación de menores y periodistas objeto de violaciones a la libertad de opinión y de expresión. 

Entre los sectores de las poblaciones afectadas por el conflicto que participaron en las visitas se encuentran: víctimas o familiares de defensores de derechos humanos, políticos, afrodescendientes, indígenas, campesinos, periodistas, docentes, sindicalistas, empresarios, integrantes de la fuerza pública, población LGBTI, religiosos, operadores judiciales, servidores públicos, líderes sociales, ganaderos, personas privadas de la libertad y jóvenes que eran menores de edad al momento de su victimización. 

Los delegados de las instituciones organizadoras lamentaron dos hechos registrados durante el proceso de participación directa de las víctimas en La Habana. El primero, la intolerancia de algunos ciudadanos, columnistas y líderes políticos en las redes sociales y en medios de comunicación, por lo que hicieron un llamado a la responsabilidad y el respeto para aquellas personas que no deben ser, bajo ninguna circunstancia, revictimizadas por su participación y aportes al proceso de paz. 

En segundo lugar, rechazaron las amenazas de muerte realizadas a por lo menos tres de las víctimas que participaron en las audiencias y dos de los miembros de las instituciones encargadas de la selección de las delegaciones. 

Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Dialogo de Paz de la U.N., expresó que las distintas delegaciones que estuvieron reunidas con la mesa han manifestado su deseo de seguir jugando un papel en relación con el proceso. 

"En la medida que podamos apoyaremos esas iniciativas, siempre y cuando sean de ellos", afirmó el profesor Vargas, agregando que no es claro que en el próximo ciclo de conversaciones, en enero de 2015, se vayan a invitar a otros grupos de víctimas o a especialistas en particular. 

Por su parte, monseñor Luis Augusto Castro, presidente del Episcopado, valoró positivamente el comunicado de las FARC-EP sobre el cese unilateral al fuego y afirmó que hacerlo por voluntad propia es un símbolo de paz. 

"Los esfuerzos que se están haciendo en La Habana tienen rosas, pero también espinas; lo importante es que poco a poco vayamos haciendo de Colombia un jardín de vida, de convivencia y tolerancia", expresó monseñor Augusto Castro. 

Fabrizio Hochschild, coordinador residente y humanitario de las Naciones Unidas en Colombia, resaltó que no se debe permitir que el pesimismo y escepticismo de miradas que solo se concentran en los fracasos del pasado enceguezcan las oportunidades del futuro. 

"Debemos esperar que las partes, a través de sus conversaciones, acuerden las condiciones necesarias para un desescalamiento importante del conflicto y, sobre todo, de menos sufrimiento y más confianza en un futuro mejor", concluyó el representante de Naciones Unidas.