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Defensa ribereña con rocas, alternativa a erosión del Magdalena a su paso por La Dorada

    A su paso por La Dorada (Caldas) el río Magdalena presenta una intensa erosión que ha venido “devorando” a una parte del pueblo. Para recuperar parte de lo que esta afluente ha socavado, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, diseñó y acompañó la construcción del enrocado de La Dorada como obra de protección.

    El río Magdalena bordea el casco urbano de La Dorada, el cual, por la densa ocupación de sus orillas, la dinámica natural y la calidad de sus aguas se ven afectadas por la actividad industrial y humana, haciendo que en épocas de invierno -cuando el río sube de nivel- se inunden algunos sectores.

    El constante riesgo de socavación lateral y de fondo en la ribera del río Magdalena exigía la construcción de una obra de protección hidráulica del talud y parte del fondo del mismo, mediante un enrocado (Rip-Rap), con el fin de mitigar el proceso erosivo y conservar la orilla.

    La obra abarca casi 2.000 metros lineales que van desde el sector correspondiente al barrio El Conejo hasta las Bodegas del Ferrocarril de La Dorada.

    Los profesores Freddy Leonardo Franco Idárraga y Andrés Yara Amaya, de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, de la UNAL Sede Manizales, explican que, “en ese sector, el río posee tres curvas considerables y un estrechamiento por el cerro La Barrigona, que le aumenta la velocidad al agua y la dirige impactando en el sector de El Conejo en la orilla de La Dorada”.

    Por eso, mediante estudios se determinó que cada año se perdían cerca de 5 metros de orilla, provocando la desaparición de la carrera 1ª y una parte de la línea de la vía férrea.

    En un ajuste realizado a las condiciones del cauce en 2020, el proyecto buscó disminuir el impacto social, ambiental, infraestructural y patrimonial que habían empezado a generar conflicto en la comunidad. Este se ejecutó en plena época de pandemia por COVID-19.

    Para su desarrolló, los 2.000 metros lineales se acorazó el talud hacia el cauce con alrededor de 7 millones de rocas, de entre 1.6 y 1.8 m de diámetro y densidad 2.650 kg/m3.

    “En conjunto, la obra ofrece mayor rugosidad que disminuye la velocidad del agua y por ende la fuerza erosiva del río”, agrega el profesor Amaya.

    Señala que, “para que la obra se mantenga en el tiempo ha sido importante sensibilizar a la población, una tarea que se viene realizando con los habitantes de los sectores beneficiados, a quienes en reuniones y talleres se la ha enfatizado que esta una obra de control de erosión, no contra inundaciones”.

    Además de la participación en la fase ajuste al diseño y acompañamiento a la construcción de esta obra, la UNAL formó parte de la fase intermedia, que consistió en la consecución de permisos antes la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas), la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena), el Ministerio del Interior, la Agencia Nacional de Minería y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia.

    El proyecto de enrocado, adelantado entre 2018 y 2021, es liderado por la Gobernación de Caldas con actores públicos y privados como la Alcaldía de La Dorada, la Empresa de Servicios Públicos Domiciliarios de Acueducto y Alcantarillado de Caldas (Empocaldas), Ingecon -empresa dedicada a desarrollar y garantizar proyectos de ingeniería de obras civiles y arquitectura- y el Consorcio Interdorada.

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