Así lo indica el biólogo Gabriel Guillot, de la Universidad Nacional, quien explica que las condiciones técnicas del dragado suelen tenerse en cuenta antes que las ambientales: "Técnicamente, sacar residuos del río y depositarlos en las laderas es más práctico, económico y rápido, pero hay que examinar las consecuencias de este proceso", indicó.
El alto contenido de plomo, cromo y otros metales tóxicos en los desechos provenientes de residuos de industrias como las ladrilleras y curtidoras que terminan en el río, generan un riesgo biológico para el ambiente y la salud, explica el docente.
"Al disponer del material de excavación en las inmediaciones del lugar existe el riesgo que ese material termine en zonas de humedal o se transmita a las personas vía alimentos de los cultivos o leche", dijo Guillot.
La acumulación de materiales en el fondo del río, entre los que se destacan elementos sedimentarios, residuos orgánicos y desechos que indiscriminadamente son arrojados a su cauce, han generado la necesidad del plan de dragado como solución parcial a la situación de desbordamiento producida por el aumento de las lluvias en el país.
Por ello, en algunos casos el material extraído "también se utiliza para subir el nivel de los jarillones, y se debe tener en cuenta que ese material puede volver al río por el lavado que hace la lluvia", explicó el experto.
Como medidas para evitar que se presenten dificultades ambientales y de salud, el biólogo advierte que los desechos deben depositarse en zonas aisladas y adecuadas para reducir su nivel de toxicidad, como aquellas sin actividad agrícola o ganadera, en excavaciones impermeabilizadas y, en lo posible, aplicar métodos para la metabolización de las sustancias tóxicas y así reducir el riesgo", concluyó.