Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia
/Cultivadores de arroz ponen en peligro al pato pisingo
Medioambiente

Cultivadores de arroz ponen en peligro al pato pisingo

Durante el último año murieron envenenados en el Cesar más de 2.000 patos pisingos, posiblemente a manos de los arroceros de la región, quienes ven en estas aves una amenaza para sus cosechas.

Según Magaly Ardila, bióloga y ornitóloga de la UN, esta ave se alimenta de semillas y acostumbra a permanecer en bandadas, en zonas húmedas e inundables que constituyen su hábitat y a la vez son aptas para el cultivo del cereal. 

Los patos llegan a comer arroz, en especial durante los diez días siguientes a la siembra, por lo cual los cultivadores tienen que utilizar diferentes estrategias para ahuyentarlos. 

Ardila menciona que usan escopeta, sonidos estruendosos o luces, y que intentan alejarlos de diversas maneras. En ocasiones, hay algunos que "por desconocimiento" dicen envenenar algunas semillas y las echan para que el pato las coma, ocasionándoles la muerte. 

Esta situación ocurre con frecuencia, no solamente con los pisingos que habitan en Colombia, sino también con otras aves migratorias. En diversos puntos del Caribe como en Córdoba, Sucre y Magdalena, en donde haya ciénagas y cultivos de arroz, existe la misma problemática. 

"El pato es una especie que come semillas y que transforma de alguna manera el lugar donde permanece; está renovando el suelo a la hora de alimentarse y su pisoteo también contribuye con este propósito. Es una especie incluida dentro de la red ecológica del humedal y cuando está joven su dieta se compone de artrópodos e insectos", explica la ornitóloga. 

Hace falta que las comunidades tomen conciencia de la importancia de esta especie, pero también de la existencia de los humedales. Dado que es inevitable que el pato coma arroz, una posible solución sería entregar algún tipo de reconocimiento económico a los arroceros para que no envenenen al pisingo.

"Es una problemática que estamos conociendo en el momento y nos hace falta implementar algunas estrategias de manejo. Los pobladores dicen que en un pasado no muy lejano había bandadas de miles, ahora se ven muchos, pero no como antes", concluye Ardila.