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Salud

¡Cuidado! en trastornos de alimentación, las redes sociales no son tan saludables

    Presión social, estándares de belleza inalcanzables y aumento de la presencia en las redes sociales son algunos de los factores que están contribuyendo a incrementar los casos de trastornos de conducta alimentaria (TCA), especialmente en niños y jóvenes. Expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) explican sus implicaciones y la forma de prevenirlos.

    Los TCA son un grupo de enfermedades físicas, psicológicas y conductuales como la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón o restricción en la ingesta de alimentos, cuyo común denominador es la afectación que se da en la relación de una persona con los alimentos y con su cuerpo. Quienes los padecen pueden experimentar depresión, ansiedad, baja autoestima, aislamiento social y otros problemas de salud mental.

    Aunque cualquier persona puede padecerla, en adolescentes y jóvenes adultos –de 20 a 35 años– se ha convertido en un problema de salud mental cada vez más preocupante. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la anorexia puede producir la muerte prematura y el número de fallecimientos es superior a la de cualquier otro trastorno de salud mental.

    Las redes sociales, en particular, crean un entorno que fomenta la comparación y la competencia, lo que lleva con frecuencia a que las personas se hagan una imagen negativa de su cuerpo y desarrollen una obsesión con las dietas y el ejercicio.

    La nutricionista - dietista Karen Andrea Lancheros, especialista en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la UNAL, argumenta que los pacientes con dichas condiciones tienen acceso a información que produce sesgos en el pensamiento.

    “Hoy muchos de nuestros pacientes tienen mayor acceso a las redes sociales a temprana edad, y toda la información que reciben está llegando a su mente; por eso es muy importante que las personas siempre sean conscientes de su proceso y tengan una motivación para cambiar”.

    “Cuanto más conozcamos las relaciones entre los alimentos y las emociones, más llevadero será el proceso. Por lo general la información sobre restricciones de alimentos busca objetivos en corto plazo y eso no puede ser sostenible en el tiempo y no lleva a las personas a realizar una alimentación consciente”.

    ¿Qué influye en su aparición?

    Las causas pueden ser muchas, entre ellas los factores genéticos, socioculturales (que casi siempre buscan un ideal de delgadez, de belleza, entendido como un “éxito social”) y hereditarios, como algún desarrollo de enfermedad mental en la familia o los cambios hormonales que se dan en la pubertad.

    Sin embargo, hay otro factor detonante: “en el desarrollo de los trastornos de conducta alimentaria también pueden influir factores como la falta de comunicación y la baja resolución de conflictos en el núcleo familiar”.

    “Por eso es importante estar alerta si alguna persona de nuestro núcleo cercano, o incluso nosotros mismos, tenemos conductas que indiquen que algo está interfiriendo en la buena relación con la alimentación”, sugiere la especialista.

    Estos pueden ser algunos de los signos

    Hay manifestaciones objetivas y subjetivas. En las objetivas, se pueden evidenciar síntomas de cambios “visibles” en la apariencia física, como palidez generalizada, cambios importantes en el peso, pérdida del cabello y debilitamiento de las uñas.

    En las subjetivas el proceso es diferente. En ellas, las personas que padecen alguno de los trastornos son quienes identifican que algo anda mal por pensamientos como “no me veo bien”, “no me reconozco frente al espejo”, “quisiera verme de otra forma”, y por lo general se comparan con personas que tienen otros estándares.

    “Precisamente en las redes sociales se ven como ciertos prototipos y objetivos ‘alcanzables’ de belleza que son referentes para estos pacientes, y aun así cuando logran tener un acercamiento a estos patrones, se siguen sintiendo muy mal en general y presentan inconformidad con todo”, indica la nutricionista.

    Medidas preventivas

    “Lo principal que deben hacer quienes presentan algún tipo de TCA es tener una comunicación asertiva y positiva con ellos mismos; esto no solo hace referencia a la relación con los alimentos sino en general con sus conductas diarias, ya que algunas pueden ser controladoras u obsesivas”, sustenta la doctora.

    Además hace énfasis en que si la relación con los alimentos cambia, y se están viendo no como una necesidad fisiológica sino como una imposición o un castigo, se debe acudir prontamente a una red de apoyo y buscar ayuda de un profesional.