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Política y Sociedad

¿Cuáles son los costos reales de tener un trastorno mental?

    Entre los principales problemas de tratar a los pacientes con trastornos mentales es que resulta costoso, y además no existe una ruta clara para abordarlos, ni al inicio ni cuando ya han desarrollado una enfermedad crónica. La médica y epidemióloga Yolanda Torres de Galvis señala que “las enfermedades mentales no son solo un problema creciente de salud pública, sino también un problema social y económico que afecta a individuos y familias de todo el mundo”.

     

    Un estudio realizado con la Universidad del Rosario toma como base el costo de llevar un tratamiento para la depresión en Estados Unidos, y además calcula los gastos y los resultados sanitarios en 36 países de ingresos bajos, medios y altos durante 15 años (2016-2030). Los resultados se detallan a continuación.

    El costo estimado del asesoramiento psicosocial y los medicamentos antidepresivos para 15 años se elevan a 147.000 millones de dólares, que varían si se suma lo que representaría una mejora en la calidad de vida de las personas y si los tratamientos se amplían. La inversión total sería de 230.000 millones de dólares para tratamiento de depresión ampliado y 169.000 millones de dólares para trastornos de ansiedad.

    En pesos colombianos, el tratamiento de depresión con seguimiento representa casi 1 billón, y el trastorno de ansiedad unos 800.000 millones en dicho periodo. La cifra que se quedaría corta para un país como Colombia, teniendo en cuenta que entre 2016 y 2019 la ejecución de los recursos financieros para la salud mental en Colombia no fue óptima.

    La experta en salud mental, cofundadora y directora del Centro de Excelencia en Investigación en Salud Mental de la Universidad CES (Medellín), afirma que “la capacidad para atender la salud mental en el país es precaria y discriminatoria, pues estos enfermos resultan incómodos porque representan mucho dinero para el Gobierno”.

    Según el investigador Edwin André Eraso, magíster en Economía de la Salud de la Universidad Antonio Nariño, “del total de recursos económicos asignados en los 4 años por cerca de 288.000 millones de pesos, se ejecutaron alrededor de 199.000 millones, cifra que solo corresponde al 69 %, presupuesto que alcanzaría para cubrir el tratamiento de las cerca de 1.695.000 personas que están esperando ser atendidas”.

    El costo depende del acceso a la salud

    Pese a que en Colombia no se tiene una cifra establecida sobre los costos de un paciente diagnosticado con una enfermedad mental, la epidemióloga sugiere que esto también sucede con cualquier tipo de enfermedad, pues el costo depende de dónde lo atienden, quién lo atiende y de la severidad del problema. Sin embargo, la diferencia con la salud mental es que la situación es delicada porque es crónica: “no es que vaya una vez y ya se solucione el problema, sino que debe seguir un tratamiento adecuado”.

    Otro punto que destaca es la falta de claridad en las EPS o en los sistemas que atienden al paciente sobre cuál es la ruta que deberían seguir. Incluso al panorama colombiano se suma el incumplimiento de los tiempos de respuesta establecidos, y por eso muchos pacientes que buscan un diagnóstico tienen que presentar tutelas y derechos de petición para tener acceso a citas especializadas. Según la Defensoría del Pueblo, cada año se presentan en promedio 200.000 tutelas por acceso a citas con especialistas.

    Según el informe “Perspectivas del sector de cuidado de la salud 2022”, elaborado por Jorge Brito, socio líder de la industria Ciencias de la Vida y Cuidado de la Salud de Deloitte Spanish Latin America, se espera que para 2030 los costos de salud mental superen los 6 billones de dólares al año.

    Aunque la sensación de un futuro incierto aplica para todos los ámbitos de la vida, el laboral puede tener más impacto en la salud mental “a una persona la contratan por un tiempo, pero sus gastos son continuos. Sin ingresos, aumenta la posibilidad de que su trastorno sea más difícil de tratar, sobre todo si ya no hay un contrato que le permita acceder a la salud”, explica la docente Torres de Galvis.

    En ese sentido hay tres etapas: (i) si hubiera recibido una ayuda oportuna no se habría convertido en algo crónico, (ii) no es clara la ruta de atención para trastornos mentales, y (iii) las demoras en las citas médicas y que estas no siempre son con el mismo médico.

    La investigación “Evolución del financiamiento de la salud mental en Colombia entre 2016 y 2019: una reflexión crítica sobre sus resultados”, realizada por el magíster Eraso, encontró que los gastos en servicios de salud y sociales por la pérdida de productividad, debido a las altas tasas de desempleo entre las personas con trastornos mentales y sus familias, son algunos de los costos más evidentes y mensurables. Menos evidentes resultan los costos financieros debidos a la reducción de la calidad de vida y la tensión emocional padecidos por los pacientes y sus familias.

    Este texto forma parte del especial de Periódico UNAL impreso y digital, el cual puede leer completo aquí.