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Desarrollo Rural

Cortes de los pastos a ciertas alturas mejora la producción lechera

    El novedoso sistema emplea menos insumos, hace mejor uso de las pasturas y permite que haya una mayor capacidad de carga, es decir, del número adecuado de vacas por hectárea, lo que se refleja en una mayor producción lechera. Además, contribuye en la disminución de las emisiones del metano entérico, principal gas de efecto invernadero (GEI) emanado por la ganadería.

    Los ensayos parten del establecimiento de parcelas de 1m2 en la Estación Agraria Paysandú, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, ubicada en el corregimiento de Santa Elena. Allí se dejó crecer pasto hasta los 15, 20, 25 y 30 cm; luego se esperó el rebrote y se cortó el 50 % de las medidas respectivas, es decir, a 7,5 ;10, 12,5 y 15 cm. Se hicieron para simular el consumo de esas porciones altas del alimento vegetal cuando los animales ingresan a los potreros.

    “Técnicamente eso es importante porque de esa manera crece más rápido”, afirma el profesor Luis Alfonso Giraldo, del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Medellín, líder del proyecto Evaluación y transferencia tecnológica para la renovación, manejo y utilización eficiente e innovadora de pasturas orientadas a la producción competitiva y ambientalmente sostenible de la leche bovina, en el Norte de Antioquia, financiado por el Sistema General de Regalías (SGR) con recursos del Departamento de Antioquia.

    “Si comparamos con el pastoreo tradicional: a 10 cm del suelo, tarda entre 30 y 35 días para recuperarse, pero con nuestra propuesta, cuando las vacas entran a un potrero con pasto de 20 cm de altura consumen la mitad (indicador para retirar a los animales), y rebrota a los 12 días”, explica.

    Con respecto a la capacidad de carga, es decir, el número adecuado de vacas por hectárea. En un sistema de pastoreo convencional lo normal es que haya tres. En el esquema implementado por los investigadores de la UNAL Sede Medellín puede haber una más, es decir 4 por hectárea. Eso no es en vano, sino que tiene importantes efectos.

    El profesor Giraldo menciona que, “al hacer los cálculos de cuánta leche se da, casi que se duplica la producción por unidad de área”. Para el caso de Paysandú el estudio identificó un aumento de producción, en promedio, de 1,7 litros diarios por vaca.

    Los resultados obtenidos hasta ahora y la determinación de los 20 cm de altura del pasto como la más idónea, aplica exclusivamente para las características de esa Estación Agraria, donde se han desarrollado los ensayos.

    Es importante tener en cuenta que la medida del alto de la vegetación para alimentación vacuna no se puede unificar, sino que en cada sitio se debe hallar la cifra indicada, dado que las condiciones climáticas y de suelos puede variar en los diferentes sitios.

    Se trata de un proyecto de aplicación sencilla, expone el profesor Giraldo, porque “no se trata de que cada productor esté para arriba y para abajo midiendo con una regla cuál es la altura, sino que hemos diseñado un esquema para que a una bota, al lado izquierdo, se le ponga un metro, de manera que al pararse (en los terrenos de pastos) sepa cuándo puede tomar la decisión de ingresar a los animales, igual cuando se hayan comido el 50 % de la altura del pasto”.

    La sencillez del sistema es un factor destacable tanto para quienes ya tienen lecherías como para aquellos que están en el proceso de desarrollar una.

    Un estudio paralelo

    En el interés por medir el metano entérico emitido por las rumiantes, GEI que contribuye al calentamiento global y al cambio climático, investigadores del Laboratorio de Biotecnología Ruminal (Biorum) del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Sede Medellín, desarrollan desde hace varios años protocolos para el uso de una técnica de gas trazador. Es artificial, pero para usarlo se requiere permiso y se deposita en una cápsula que tiene una membrana a través de la cual se libera ese compuesto inorgánico.

    Luego de realizar un análisis para establecer cuántos miligramos y a qué velocidad diaria se escapa el metano entérico se le introduce a cada vaca, vía oral, el pequeño contenedor que llega a su estómago, donde el fluido mencionado se mezcla con el otro: el metano, que es “lo que el animal eructa”, explica el docente Giraldo. “Para recoger ese gas le ponemos un collar al vacío, que tiene una manguerita muy cerquita de la boca y la nariz”, agrega.

    Al quitar el collar se mide la concentración de ambos gases en el Laboratorio. “Así podemos decir cuántos gramos de metano entérico emite una vaca en un día”. La investigación arrojó que, para la Estación Agraria Paysandú, gracias a la implementación del sistema de pastoreo, se dio una disminución en la liberación de metano entérico en un 28 %, aproximadamente.