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Política y Sociedad

Construir la paz desde las fronteras: una deuda de la implementación del Acuerdo de Paz

    Tanto por su ubicación geográfica como por las situaciones de inequidad, las regiones fronterizas del país han experimentado impactos particulares del conflicto armado del país, a lo que se suma la debilidad estructural del Estado para llevar hasta estos territorios la acción social y su presencia institucional.

    Estas regiones comparten límites políticos y son periféricas o alejadas de los centros políticos y económicos de la nación, lo que determina sus relaciones con el resto de la nación, además de las particularidades propias del conflicto armado que no se ciñe a las jurisdicciones territoriales de los límites Estado nación, y que en algunos casos puede ser un factor dinamizante de las particularidades del conflicto.

    El Centro de Pensamiento en Fronteras de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) analizó estas dinámicas en el marco del proyecto de investigación “Conflicto y paz en las regiones fronterizas y transfronterizas de Colombia 2016-2022”, que vincula a profesores y equipos de investigadores de las Sedes Caribe, Amazonia, Bogotá y de La Paz, con la coordinación del profesor Jorge Aponte Motta, de la Sede de La Paz.

    En este proyecto se están explorando las características del conflicto armado en 6 regiones fronterizas del país, analizando cómo fue diseñado el Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y la guerrilla de las FARC para esas regiones, así como su implementación y la continuidad de la violencia en el territorio.

    El profesor Aponte, politólogo y doctor en Geografía, explica que “el proyecto quiere trascender los análisis convencionales que entienden lo fronterizo como lo que ocurre desde el límite internacional hacia el interior del país. Apuesta además por una perspectiva transfronteriza que explore las relaciones y los impactos del conflicto armado y el proceso de paz a través de la frontera, es decir, entendiendo el fenómeno fronterizo como un espacio regional especial que atraviesa los espacios estado nacionales colindantes”.

    Para el estudio se establecieron 6 regiones fronterizas, así: (i) Caribe insular, concentrado en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, (ii) Caribe interior, que va desde La Guajira, recorre la Serranía del Perijá y termina en la región del Catatumbo, (iii) Amazonia, que recoge todos los territorios amazónicos desde la frontera colombo-ecuatoriana hasta la frontera colombo-venezolana, (iv) Orinoquia, constituida por los Llanos Orientales entre Vichada y Arauca en la frontera colombo-venezolana, (v) Pacífico norte, concentrado en la región del Darién y los límites entre Antioquia y Chocó, y  (vi)  el Pacífico sur, considerando el enclave nariñense y su relación directa con el mar y las redes de mercado regionales y globales.

    “En el desarrollo del proyecto se ha avanzado en las tres primeras fases de la investigación, que son: (i) recolectar información de libros, noticias y artículos de investigación para el diagnóstico previo, (ii) ir a campo para hacer entrevistas a personas conocedoras, y (iii) construir los productos finales del proyecto”, indicó el experto.

    El conflicto y las fronteras

    “La primera fase buscó evaluar el efecto que han tenido los acuerdos de paz y su implementación en 4 regiones fronterizas y transfronterizas. […] Entre las conclusiones preliminares se resalta que, en términos de educación y salud, aunque muchas de las políticas públicas institucionales sobre la implementación del Acuerdo de Paz sí consideran las regiones, ignoran el componente transfronterizo”, señala la profesora Vanessa Ortiz Piedrahíta, de la UNAL Sede de La Paz, doctora en Ciencias Sociales.

    Por lo tanto, se propone gestar políticas gubernamentales con un enfoque transfronterizo y ojalá binacional, ya que hasta el momento hay unas propuestas, pero no existen políticas públicas claras sobre el tema.

    El profesor Aponte indica que “en las regiones estudiadas el conflicto armado ha sido muy intenso, por lo que es necesario entender a cabalidad cómo se desarrollaron localmente las estructuras de propiedad de la tierra, la relaciones entre actores nacionales e internacionales, y además temas como la movilidad transfronteriza y las dinámicas culturales propias de las fronteras”.

    Así mismo explicó que la importancia de este proyecto de investigación es entender la frontera no solo a partir de su componente geográfico delimitado por el Estado nación, sino tener un concepto un poco más amplio de las fronteras, “como aquellas fronteras porosas, en donde se puede poner en tela de juicio la gobernabilidad del Estado, y es muy factible que se presenten muchos delitos en contra de los derechos humanos, se facilita el contrabando de drogas y armas”, precisó la docente Ortiz.

    Uno de los ejemplos estudiados fue la negativa de Ecuador a las fumigaciones con glifosato en su territorio, que coincidió con un aumento del cultivo de coca en el Putumayo, ya que los actores interesados en esa actividad económica se concentraron en esta región.

    “Lo mismo que en Cesar, La Guajira y Catatumbo, una región generadora de desplazamiento forzado cuyas dinámicas de movilidad no se pueden entender sin considerar el lado venezolano, y cómo esos colombianos desplazados terminaron por mucho tiempo en Venezuela en calidad de refugiados. También se puede decir que parte de la migración venezolana reciente es de colombianos retornados”, manifiesta.

    Por último, el profesor Aponte señala que “entender todas las dinámicas propias de la frontera y su relación con conflicto armado ayuda a pensar mucho mejor la paz, y si no se hace una memoria adecuada sobre esas problemáticas quedaremos con un entendimiento muy pobre de lo que fue el conflicto armado y de cómo podemos construir la opción de paz”.