Conservación entresierras: retos y aprendizajes de la biodiversidad
La Sierra Nevada de Santa Marta es un epicentro mundial de endemismo. El profesor Carlos Lara, ingeniero forestal, explicó que “el aislamiento geológico de la Sierra ha propiciado la evolución de especies únicas. Más allá de su biodiversidad, la particularidad más destacable de la Sierra es el alto nivel de endemismos, hay especies que solo existen aquí en el planeta”, afirmó el académico.
Por su parte el profesor Teddy Angarita añadió que en la cuenca del río Cesar, donde se ubica la Sede de La Paz, se encuentra el doble de especies de anfibios que en toda Europa, y un 15 % de estas especies son endémicas, es decir autóctonas de la región. Si una de estas especies desaparece de la Sierra también desaparece del planeta, de ahí la importancia de conservar estos ecosistemas.
Además la Sierra juega un papel esencial en las rutas migratorias de aves que viajan desde América del Norte hacia el sur, las cuales encuentran allí puntos estratégicos de parada haciendo de este lugar un punto importante para su conservación global.
Otra peculiaridad destacada por los expertos es la proximidad de dos ecosistemas tan diferentes como la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá, pero separadas por apenas 30 km en línea recta y que ofrecen una enorme biodiversidad completamente diferente. Este contraste ofrece oportunidades únicas para investigaciones biogeográficas y evolutivas. Resaltan que contar con dos mundos tan distintos a una distancia tan corta es algo único en el planeta.
Además no solo la biodiversidad se mueve entre estas dos montañas, pues también hay un movimiento de cultura. “Hay una participación muy grande de culturas ancestrales que están en ambos lados y que han marcado la manera en que se han desarrollado las intervenciones humanas alrededor de estas dos localidades”, recalca el profesor Chaverra.
En la charla también destacó la importancia de integrar el conocimiento científico con las cosmovisiones ancestrales de los pueblos kankuamos, wiwas, koguis y arhuacos. Estas comunidades, que han habitado las sierras durante siglos, ven la biodiversidad, la salud y la vida como un todo interconectado, una perspectiva fundamental para la conservación.
“Entender las conceptualizaciones ancestrales de los pueblos indígenas será un elemento muy importante para que podamos llevar sus saberes a otras dimensiones”, anota el profesor Angarita. Un ejemplo de esta colaboración fue el redescubrimiento del colibrí de Santa Marta (Campylopterus phainopeplus), que estuvo perdido para la ciencia durante más de un siglo y fue avistado en territorio kankuamo.
El cambio climático y la degradación ambiental amenazan no solo la biodiversidad sino también a las comunidades que dependen de los recursos de la Sierra. Alteraciones en temperatura y humedad afectan especies cruciales, lo que a su vez impacta los medios de subsistencia locales. Los expertos coincidieron en que la conservación es esencial para mantener los servicios ecosistémicos, como el suministro de agua y el uso agrícola, fundamentales para la región.
Desde hace 3 años la UNAL ha fortalecido su presencia en estas áreas a través de programas de monitoreo y proyectos de conservación en alianza con la sociedad civil. El profesor Chaverra enfatizó en que “la Sede de La Paz busca formar talento humano que investigue estos valiosos recursos y que, en última instancia, las mismas comunidades se conviertan en guardianes de su biodiversidad”.
Los profesores manifestaron que la Universidad ha adoptado una postura proactiva en la que el objetivo es acercar la academia a las comunidades y no esperar a que estas vayan a la Universidad, sino que la Universidad vaya a los territorios. El profesor Chaverra invita a reconocer la Sede de La Paz como una apuesta de futuro para la región.
La charla cerró con una invitación a participar en la programación de la COP16 y en el “Foro de intercambio de saberes sobre la biodiversidad en la Sierra Nevada de Santa Marta”, en el que la Universidad participará.